Antes de que el cine de terror presentara a Norman Bates, Leatherface o Buffalo Bill, ya existía un hombre real que superaba cualquier guion de Hollywood. Su nombre era Ed Gein, y su historia no solo fue espeluznante: fue tan impactante que aún hoy sigue inspirando películas, libro y ahora, una nueva serie de Netflix: “Monstruo: la historia de Ed Gein”.
En noviembre de 1957, la policía de Plainfield, Wisconsin, ingresó a la granja de Ed Gein tras la desaparición de Bernice Worden. Lo que hallaron fue una escena aterradora: restos humanos, máscaras de piel, cuencos elaborados con cráneos y, según los informes, un traje femenino confeccionado con piel humana.
Aunque Gein solo fue vinculado directamente con dos homicidios confirmados, su modus operandi incluyó el robo de tumbas y la utilización de cadáveres para sus creaciones.
Estas acciones extremas lo convirtieron en una figura mítica del horror y sirvieron de inspiración para personajes literarios y cinematográficos.
La serie “Monstruo: la historia de Ed Gein” ya pueden verse en Netflix. Ryan Murphy, el creador detrás del éxito Dahmer, vuelve a sumergirse en la mente de otro criminal real con su serie. Esta vez, el foco está en Ed Gein, el hombre que, sin buscarlo, se convirtió en la semilla del terror moderno.
La historia está contada casi como una pesadilla que camina, con una estética oscura, silencios incómodos y momentos que congelan la sangre. Pero más allá del horror visual, la serie busca entender qué llevó a Gein a convertirse en el llamado “carnicero de Plainfield”. ¿Nació así o fue creado por su entorno?
Charlie Hunnam, en un papel que se aleja completamente de sus personajes anteriores, interpreta a Ed Gein con una frialdad inquietante. Junto a él, aparece Tom Hollander como Alfred Hitchcock, un guiño brillante al impacto que el caso tuvo en la cultura pop.
La serie mezcla hechos reales con dramatización. Hay momentos crudos, imágenes fuertes, y sí, algunas licencias narrativas. Por ejemplo, el uso de motosierras o asesinatos sangrientos que nunca ocurrieron en la vida real. Pero como explica el experto en crímenes Harold Schechter, cuyo trabajo inspira parte de la historia, el objetivo no es documentar, sino explorar cómo un hombre tan Aunque sus crímenes ocurrieron en los años 50, la figura de Ed Gein dejó una huella imborrable en el cine. Su historia inspiró a tres de los asesinos ficticios más escalofriantes de la pantalla grande: Norman Bates en Psicosis, Leatherface en La masacre de Texas y Buffalo Bill en El silencio de los inocentes. Cada uno de estos personajes tomó distintos elementos del perfil real de Gein, desde su vínculo enfermizo con su madre, hasta sus crímenes con restos humanos, y los llevaron a nuevas dimensiones en el terror cinematográfico.
En Psicosis, dirigida por Alfred Hitchcock, el personaje de Norman Bates vive dominado por el recuerdo de su madre muerta, al punto de adoptar su personalidad. Esta dualidad refleja directamente la obsesión de Gein con su propia madre, Augusta, una mujer estricta y ultrarreligiosa que marcó profundamente su desarrollo emocional. Perturbado llegó a convertirse en leyenda.
Por su parte, La masacre de Texas, dirigida por Tobe Hooper, presenta a Leatherface, un asesino que lleva máscaras hechas de piel humana, inspirado en los objetos encontrados en la casa de Gein, como lámparas, cinturones y muebles elaborados con partes de cadáveres.
Finalmente, en El silencio de los inocentes, Buffalo Bill secuestra mujeres con el fin de crear un “traje” de piel femenina, una clara alusión al plan de Gein de fabricarse un cuerpo de mujer usando restos humanos. Aunque cada película tomó licencias creativas, todas comparten una misma raíz: la perturbadora vida real del llamado “carnicero de Plainfield”.
Con información de Quien