En un sorprendente giro de los acontecimientos, el viernes, Lori Loughlin y su esposo Mossimo Giannulli se declararon culpables de pagar 500,000 dólares como parte de un plan de soborno de admisión universitaria para llevar a sus dos hijas a la Universidad del Sur de California.
Ahora, una información privilegiada ha revelado lo que provocó su cambio de opinión más de un año después de que se presentaran cargos contra ellos.
En declaraciones a Us Weekly, la fuente le dijo a la publicación que su decisión de alterar sus súplicas no fue fácil, pero que la pareja de alto perfil se dio cuenta de que el caso en su contra era demasiado fuerte.
“Lori y Mossimo sintieron que ir a juicio sería imprudente”, dijo una fuente a la revista.
Según la fuente, Loughlin, de 55 años, y Giannulli, de 56, estaban preocupados por cómo afectaría a sus dos hijas, Bella, de 21 años, Olivia Jade, de 20, que posiblemente tendrían que testificar contra ellas en el tribunal si iban a juicio.
“Se iba a poner feo”, reveló la fuente y agregó que “estaban cansados de estar en el limbo” y que “no podían seguir con sus vidas”.
“Al final, tenían la opción de 50 años o unos meses tras las rejas. Tú haces los cálculos”, agregaron.
Sin embargo, el juez no ha decidido si acepta los acuerdos que hicieron con los fiscales.
Los acuerdos propuestos verían a Lori pasar dos meses en prisión, mientras que su esposo, diseñador de modas, espera cumplir cinco meses.
El juez federal de distrito Nathaniel Gorton dijo que tomaría una decisión después de revisar el informe previo a la sentencia que contiene detalles sobre los antecedentes de los acusados.
Gorton programó sus audiencias de sentencia para el 21 de agosto sin indicar un marco de tiempo en cuanto a cuándo decidiría si aceptaba los acuerdos propuestos.
La Botana