El Gobierno suizo sigue negociando con Estados Unidos una rebaja de los aranceles del 39 % que ha impuesto a la entrada de sus productos y que son los más elevados que ha fijado para cualquiera de sus socios de economías avanzadas, un garrotazo que ha hecho que desde los círculos empresariales se pida a las autoridades un acercamiento a la Unión Europea.
«En un mundo en el que impera la ley del más fuerte, Suiza necesita aliados en los que pueda confiar» y la Unión Europea «ha demostrado en repetidas ocasiones que es un socio fiable», ha afirmado uno de los siete miembros del Gobierno federal colegiado de Suiza, Beat Jans, en una reunión de la Federación de Empresas de la región francófona de Suiza.
Beat, quien también es ministro de Defensa y representó al Ejecutivo ante los empresarios, aseguró que el gobierno «está determinado a continuar las discusiones con Washington a fin de disminuir lo antes posible los aranceles adicionales», para lo cual «ha mejorado su oferta ante Estados Unidos», sin ofrecer detalles de la propuesta.
Reconoció al mismo tiempo que, independientemente del resultado final de esas negociaciones, resulta claro que las relaciones con la Unión Europea tomarán mucha más importancia.
El presidente estadounidense Donald Trump ha justificado su duro trato a Suiza por el superávit que este país, de nueve millones de habitantes, tiene con EE.UU. y que superó los 40.000 millones de dólares el año pasado.
Los productos farmacéuticos representan cerca de dos tercios de ese valor, pero por el momento están excluidos de los aranceles, a la espera de que Trump tome una decisión sobre este sector, como ha dicho que hará en aras de reducir los precios de los medicamentos en su país.
Siguen en importancia de los artículos más vendidos a Estados Unidos los productos de relojería y sus componentes, piedras y metales preciosos, reactores nucleares, equipos ópticos y fotográficos, y calderas y maquinarias, según las estadísticas del Centro de Comercio Internacional, ubicado en Ginebra.
La economía helvética ya ha comenzado a sentir el golpe de esta situación, con un crecimiento prácticamente nulo del PIB (0,1 %) en el segundo trimestre del año, frente al 0,8 % del primer trimestre, según datos de la Secretaría de Estado de la Economía.
En la actual situación, Suiza no se ha planteado públicamente responder a Trump con una subida de sus aranceles a las importaciones estadounidenses, en gran parte llevada por un sentido de pragmatismo que le indica que por el reducido tamaño de su mercado sería una medida poco significativa para EE.UU.
Hasta el año pasado, EE.UU. era el destino del 16,5 % de todas las exportaciones de bienes de Suiza.
EFE.