La Comisión Europea multiplica sin mayores resultados las medidas para apaciguar las protestas de productores agropecuarios que denuncian desde España hasta los países bálticos la competencia de países externos a la Unión Europea, la burocracia y las imposiciones en materia de biodiversidad y emisiones contaminantes.
La última ilustración de ese descontento la experimentó el presidente francés, Emmanuel Macron, que tuvo que ser protegido por las fuerzas de seguridad ante el desborde de cientos de enfurecidos manifestantes al acudir a la inauguración del Salón de la Agricultura de París.
Y el lunes se espera un desfile de tractores en Bruselas, donde se reunirán los ministros de Agricultura de los 27 países de la UE para examinar nuevas propuestas de «simplificación» de reglas presentadas por la Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque.
Christiane Lambert, dirigente de
Copa-Cogeca (la central de sindicatos agrícolas mayoritarios de países de la UE), denunció un «tsunami» de reglas ambientales aprobadas en los últimos tiempos pese al impacto de la guerra en Ucrania, de la sequía y de las inundaciones que afectaron al continente europeo.
«No nos han escuchado suficientemente», resumió.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, solo se decidió a entablar un «diálogo estratégico» con el sector agroalimentario a fines de enero, cuando las manifestaciones y los bloqueos de carreteras se propagaban por todo el bloque.
La Comisión también propuso precipitadamente una derogación temporaria y parcial de las normas de las tierras en barbecho y un control mayor de las importaciones ucranianas, exoneradas de gravámenes desde el inicio de la guerra con Rusia y acusadas del derrumbe de los precios agrícolas.
Y este mes, Von der Leyen, candidata a un segundo mandato, anunció la retirada de un controvertido proyecto destinado a reducir el uso de pesticidas.
EFE.