La ciudad de Nueva York aprobó este jueves un paquete legislativo que reconoce un salario mínimo y otros derechos a los repartidores a domicilio de comida que trabajan para aplicaciones móviles, y que son las piezas clave de un negocio que se disparó con la pandemia de la covid-19.
La ley, aprobada por el Concejo de Nueva York, impone a las empresas de reparto en la ciudad, como Grubhub, DoorDash o Uber Eats, que garantice unas condiciones mínimas a los trabajadores a domicilio, muchos de los cuales son inmigrantes de origen latinoamericano.
La nueva norma no permite que estas empresas cobren a los «deliveristas», como se les conoce en la comunidad latina, una tasa para cobrar sus salarios, o que les obliguen a correr con los gastos de los recipientes isotérmicos.
Además, garantiza que los repartidores tengan acceso a los baños de los restaurantes donde recogen la comida que van a entregar y obliga a las compañías para las que trabajan que informen sobre su política de propinas.
La nueva ley también permite a estos trabajadores que establezcan ciertas restricciones de distancia o evitar zonas de reparto en sus itinerarios, sin que por ello puedan sufrir represalias.
EFE.