Altos cargos de los gobiernos de EE.UU. y de China comenzaron en Estocolmo la tercera ronda de negociaciones arancelarias, en la que ambas partes esperan avances a la hora de relajar las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
El primer ministro sueco, Ulf kristersson, recibió en Rosenbad, la sede del Gobierno del país nórdico, por separado al viceprimer ministro de China He Lifeng y al secretario de EE.UU. del Tesoro, Scott Bessent, quien llegó al lugar de la reunión acompañado por el representante de Comercio para el país, Jamieson Greer.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, dijo que su administración estaba cerca de alcanzar un acuerdo con China, pero no dio más detalles.
"Estamos muy cerca de un acuerdo con China. En realidad, ya hicimos una especie de acuerdo con China, pero veremos cómo evoluciona", afirmó al reunirse con la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, con quien cerró un acuerdo en virtud del cual impondrá unos aranceles del 15 % a la mayoría de los productos que exporta la Unión Europea (UE) a EE.UU.
La reunión entre los altos cargos de EE.UU. y de China está planeada que se extienda hasta el martes, en una ronda que se produce después de los encuentros que tuvieron lugar en Ginebra y Londres y la conversación telefónica de los presidentes Trump y Xi Jinping el pasado 5 de junio.
Bessent ha apuntado a la posibilidad de que se extienda la actual tregua arancelaria de 90 días sobre los aranceles del 145 % que EE.UU. impuso a los productos chinos y del 125 % que Pekín elevó sobre los estadounidenses, que expira el 12 de agosto.
Durante la tregua, EE.UU. bajó los aranceles sobre los productos chinos importados al 30 % y China fijó para los estadounidenses en un 10 %.
Un acuerdo aunque sea de mínimos
Washington llega a esta cita con la idea de ir más allá de las medidas para mitigar la guerra comercial y apuesta con retornar con un acuerdo, aunque sea de mínimos, que brinde más acceso al mercado chino a los productos estadounidenses.
Más allá de una posible extensión de una tregua arancelaria, EE.UU. ha expresado deseos de tocar temas incómodos para el gigante asiático, ya que, además del mayor acceso a mercados, está la mencionada sobrecapacidad china en sectores clave como vehículos eléctricos, acero o paneles solares, o las compras por parte de Pekín de crudo ruso e iraní.
China ha evitado detallar objetivos específicos en Estocolmo, pero sí ha reiterado que el diálogo deberá regirse por principios de “igualdad, respeto mutuo y reciprocidad” y enmarcarse dentro del mecanismo bilateral de consultas, que considera clave para reducir malentendidos y reforzar la cooperación.
Sí ha hecho saber, a través de medios afines, que no aceptará imposiciones sobre asuntos como la compra de petróleo ruso o iraní, el exceso de capacidad manufacturera o la estrategia industrial nacional y que cualquier intento de condicionar las negociaciones a medidas unilaterales, como sanciones extraterritoriales o restricciones tecnológicas, dañaría el clima de entendimiento.
El Gobierno chino cree que ha cumplido su parte de los compromisos adquiridos con EE.UU., incluida la flexibilización parcial de controles a la exportación de tierras raras.
EFE / Noticias Venevision