El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este viernes una inversión de 3.000 millones de libras (3.300 millones de euros) para dotar de más recursos al servicio nacional de salud (NHS), en previsión de una segunda ola de casos de COVID-19, que los científicos estiman que podría ser más grave que la primera.
Según detalló Johnson en una rueda de prensa, la financiación se destinará a mantener abierto, al menos hasta marzo, el hospital de campaña de Nightingale -creado para proveer de más camas al sistema sanitario-; mantener los tratamientos rutinarios de los pacientes y conseguir el objetivo de realizar 500.000 tests diagnósticos diarios en noviembre.
Un informe elaborado por varios asesores médicos del Ejecutivo ha alertado de que una segunda ola de coronavirus podría costar este invierno 120.000 nuevas muertes, por lo que opinaron que se deben mantener las actuales medidas de distanciamiento social y el teletrabajo.
Para tratar de frenar el surgimiento de rebrotes, Johnson indicó que, a partir de mañana, las instituciones locales tendrán las competencias que les permitan implantar confinamientos parciales, que impliquen «la obligatoriedad de quedarse en casa, la prohibición de entrar o salir de áreas determinadas, la reducción del aforo de las reuniones o la restricción del servicio de transporte».
EFE