El Parlamento Europeo (PE) rechazó este martes que la política deportiva de la Unión Europea incluya "competiciones rupturistas" contrarias a los principios de la libre competencia y el mérito deportivo, el modelo que, según sus críticos, podría suponer la Superliga de fútbol propuesta el pasado mes de abril.
La oposición de los diputados se recoge en un informe sobre la política de deportes de la Unión Europea aprobado este martes, que se muestra contrario a este tipo de competiciones paralelas como la Superliga que propusieron el pasado mes de abril doce clubes (entre los que figuraban el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid).
El texto ha salido adelante por 597 votos a favor, 36 en contra y 55 abstenciones.
El informe, ni legislativo ni vinculante, insta a que la Unión Europea cuente con un modelo deportivo que reconozca la necesidad de comprometerse con valores como la solidaridad y la justicia, "y por tanto se opone con firmeza a competiciones rupturistas que socaven dichos principios y pongan en peligro la estabilidad del ecosistema deportivo en su conjunto".
Aunque no nombran específicamente a la Superliga, sí rechazan un modelo europeo que incluya este tipo de nuevas competiciones al margen de las estructuras federativas que ya existen, como esta iniciativa que en la actualidad solo apoyan tres de los doce clubes fundadores, Real Madrid, Barcelona y Juventus.
La organización de la Superliga dirigió el pasado jueves una carta a los diputados del PE en la que aseguraba que esta competición "nunca fue una liga rupturista", puesto que los clubes participantes habrían seguido tomando parte en sus respectivas competiciones nacionales.
"En ningún momento los clubes participantes rompieron ninguna regla de la FIFA, UEFA o liga doméstica y todos los clubes siguieron comprometidos a jugar en sus respectivas ligas domésticas", afirman en la carta los promotores de la Superliga, Anas Laghrari y John Hahn.
En la misma, insisten en que la propuesta estaba "contractualmente sujeta" a ser compatible con que los clubes pudiesen seguir jugando en sus ligas nacionales tras el reconocimiento de la UEFA o la FIFA, que -afirman- "rechazaron entablar cualquier diálogo" con los responsables de la Superliga o a obtener protección de los tribunales europeos, en cuyas manos está ahora el caso.
El vicepresidente de la Comisión Europea para el Estilo de Vida Europeo, eMargaritis Schinas, ya se había posicionado en contra de la creación de esa competición.
"Debemos defender un modelo europeo de deporte basado en valores, basado en la diversidad y la inclusión. No hay margen para reservarlo para los pocos clubes ricos y poderosos que quieren estrechar lazos con todo lo que representan las asociaciones", señaló Schinas en Twitter tras anunciarse la propuesta en abril.