Italia jugará la final de la Eurocopa tras eliminar a España 1(4) – 1 (2) en una tanda de penaltis en la que fallaron Dani Olmo y Álvaro Morata.
La selección, que había logrado iguala el tanto inicial de Federico Chiesa por medio de Morata, se desmoronó en la tanda de penaltis. Empezó fallando Olmo, Unai Simón paró a Locatelli, pero Italia no falló más y Morata erró el cuarto, propiciando que Jorginho sentenciara desde los once metros.
El dominio español pasó a ser abrumador en todas las facetas del juego salvo en el área rival, sin la determinación necesaria para trasladar al marcador la superioridad. Ferran y Oyarzabal, siempre de fuera hacia dentro, dejaron los primeros avisos con sus disparos. Pero la igualdad de las grandes citas no entiende de errores y una mala salida de Unai acarició la catástrofe. Emerson medía mal el pase y Barella no pudo armar el disparo sin nadie en la portería.
Italia despejó las dudas con rapidez. No renunciaría a su estilo, en todo caso sería obligada a hacerlo. Su intención fue hacer pagar a España con su misma moneda. Presión alta y máxima intensidad era la consigna de Mancini. Marcaba el límite de la agresividad y provoca errores extraños en el equipo de Luis Enrique.
Así cometió el primero, en un despeje, fue cuando llegó el duro golpe de Chiesa a la hora de partido. Un disparo ajustado al palo, imparable, tras una acción repleta de velocidad que encontró el corte de Laporte a la espalda de Eric y un rechace que se convirtió en oro.
El reencuentro con su pasado de Italia, con un equipo que renunció al ataque para defender el resultado, le jugó una mala pasada. No volvió a generar y quedó a expensas del acierto español en los últimos metros. Gerard Moreno no lo tuvo en la última del tiempo reglamentario antes de una prórroga en la que el cansancio rebajó la brillantez.
Italia extiende su racha sin perder a 33 partidos y espera rival para la gran final, que saldrá del encuentro entre Inglaterra y Dinamarca.
EFE