El disulfiram (DSF) es un fármaco aprobado por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) que sirve para tratar el tratamiento del alcoholismo.
Desde la Clínica Universidad de Navarra explican que el disulfiram se encarga de inhibir la acción de la enzima aldehido deshidrogenasa, que es necesaria en el metabolismo del alcohol.
De este modo, el disulfiram genera una serie de manifestaciones clínicas desagradables en el paciente, como son los vómitos, náuseas o sudoración, haciéndole sentir aversión al alcohol e impidiéndole que lo ingiera de nuevo.
Recientemente, varios científicos de la Universidad de Ciencias de Tokio, en Japón, han concluido que el disulfiram podría ser un ansiolítico eficaz como tratamiento para la ansiedad, según se publica en un estudio de la revista Frontiers in Pharmacology.
Cómo actúa el disulfiram frente a la ansiedad
Tal y como explican los expertos, el disulfiram (DSF) inhibe una proteína citoplasmática conocida como FROUNT, que es la encargada de controlar la dirección en la que migran ciertas células inmunitarias. De este modo, el DSF impide que FROUNT interactúe con dos receptores de quimioquinas conocidos como CCR2 y CCR5, que participan en importantes vías de señalización celular.
Según sugiere la investigación llevada a cabo en ratones, los receptores de quimioquinas podrían estar implicados en la regulación de los comportamientos emocionales, aunque todavía faltan datos concluyentes sobre la asociación exacta entre la señalización por quimioquinas y el DSF.
Durante el análisis, el equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio examinó las propiedades farmacológicas del DSF. Para ello utilizó un test del laberinto en cruz elevado (EPM, por sus siglas en inglés) para estudiar los efectos del DSF en ratones.
Los expertos explican que el test EPM consta de cuatro brazos dispuestos en forma de cruz y conectados a un cuadrado central. Dos de los brazos están protegidos por límites verticales, mientras que los otros dos tienen bordes desprotegidos. En este caso, es común que los ratones que sufren ansiedad prefieran pasar el tiempo en los brazos que se encuentran cerrados por límites.
Con tal de verificar los datos, los expertos administraron diazepam a algunos ratones, un fármaco utilizado habitualmente para tratar la ansiedad, y disulfiram (DSF) a otros.
Tras colocar los ratones en el aparato EPM y monitorizar su actividad, los expertos vieron que los ratones que habían sido tratados con DSF pasaban mucho más tiempo en los brazos abiertos del aparato, por lo que estaban menos ansiosos.
Además, a diferencia del diazepam, el tratamiento con DSF no provocó efectos adversos como amnesia, trastornos de la coordinación o sedación en los ratones.
Investigar más para un posible tratamiento contra la ansiedad
Tal y como explica el profesor Akiyoshi Saitoh, ahora hay que seguir investigando para aclarar "cómo ejerce el disulfiram (DSF) sus acciones farmacéuticas". "
El experto recalca que este es uno de los primeros estudios que revelan que el DSF puede tener propiedades ansiolíticas comparables a las de las benzodiacepinas existentes sin presentar los efectos secundarios observados con las benzodiacepinas, por ello, quieren seguir investigando con tal de concretar si se pueden desarrollar fármacos ansiolíticos exitosos.
Con información de Mundo Deportivo