La práctica de ejercicio de forma habitual debe ser una constante en la vida de los niños. Los expertos acuerdan en señalar esta actividad, junto a una dieta sana y equilibrada, como la fórmula ideal que se debe aplicar a los más jóvenes para que puedan desarrollar todo su potencial físico y mental
Para que los niños puedan tener una vida saludable, los especialistas insisten en la importancia que tiene una rutina de actividades físicas de al menos una hora al día. En este sentido, los padres juegan el papel más importante para ofrecerles salud en su desarrollo. Una condición que se alcanza con la educación adecuada en relación a la alimentación y a la práctica de deportes.
En el artículo de El País, al que redirige el siguiente enlace, hay más información sobre el conocimiento que tienen los padres sobre este asunto, preguntándose si son conscientes de que sus hijos pueden sufrir problemas de sobrepeso por la falta de ejercicio y la mala alimentación.
Un niño necesita, por naturaleza, ejercitarse
La importancia del ejercicio constante en un niño es tal que se considera una necesidad. La energía que un niño necesita liberar de forma natural a través del movimiento se hace de forma espontánea, gracias al juego, y este debe de ser físico además de intelectual. El juego debe formar parte de su vida cotidiana, ya que de este modo se adquieren los hábitos y es una fórmula ideal para recibir conocimientos y conocer el mundo en el que ha nacido y que le rodea.
Puede llegar a pensarse que, precisamente, por la forma natural que tienen los niños de jugar, no necesitan ejercitarse de forma consciente. Es erróneo pensar que, por su forma de ser, activos y derrochadores de energía a través del movimiento lúdico, no necesitan practicar algún deporte. Esto no es así en modo alguno, precisamente, es la edad en la que deben iniciarse y buscar aquella actividad con la que más se identifiquen y disfruten, ya que de esta manera se formará el hábito del ejercicio para el futuro.
Según el portal de salud Medline Plus, los niños deben mantener una rutina diaria de al menos una hora al día de actividad física, con la cual se garantiza una vida presente saludable y un futuro en el que se verán físicamente bien desarrollados.
Beneficios de ejercitarse siendo niños
La práctica de ejercicios de forma habitual, sin que genere ningún tipo de presión psicológica, sino que se realice de forma libre y voluntaria, ofrece un buen número de beneficios. Una niñez con el deporte como compañero permitirá que se crezca con un mejor dominio de su propio cuerpo, lo que genera una mayor confianza y seguridad personal. Estos valores favorecen una mejor calidad de vida.
Como norma general, en relación al desarrollo físico, los ejercicios constantes favorecen una mejora en la coordinación psicomotriz, facilitan el desarrollo de los reflejos, de las destrezas y de las reacciones. Si no se ejercitan, estas capacidades pueden llegar a permanecer invisibles, inutilizadas para siempre. Del mismo modo, beneficia el crecimiento de músculos y huesos, permitiendo una posible corrección de deficiencias físicas.
Por otro lado, en relación al aprendizaje, la formación física favorece la disciplina y el respeto hacia los compañeros y hacia los demás, reforzando valores como la tolerancia, la paciencia, la perseverancia, la responsabilidad... También, permite un aumento en el autocontrol y en la concentración.
Contribuye de forma notable a ser más sociable, menos tímido, más seguro de sí mismo, además de fomentar la colaboración por encima de la actitud individualista.
¿Qué tipo de ejercicios son los más adecuados para los más jóvenes?
Una vez aceptado que la actividad física es imprescindible en los primeros años de las personas, cabe preguntarse qué tipo de ejercicios deberían realizar.
Si se siguen los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años deben ejercitarse siempre dentro de un marco lúdico, no exigente ni competitivo.Deben ser juegos, basados en deportes sencillos y no violentos, y siempre en compañía de familiares, en la escuela o en asociaciones especializadas comunitarias.
Esta misma organización, la OMS, recomienda que la actividad física sea diaria y en mayor medida aeróbica, es decir, aquellos ejercicios que requieren del oxígeno para quemar las grasas y los hidratos, como, por ejemplo, correr, saltar, nadar, montar en bici… Ocasionalmente, se deberá incorporar al menos tres veces a la semana un tipo de ejercicios en el que se activen los músculos y los huesos con actividades más vigorosas.
Por regla general, la actividad diaria debería superar la hora de duración. Es importante insistir en el carácter lúdico, divertido y amigable de estos ejercicios, el chico o chica que se inicie en el deporte debe hacerlo de manera voluntaria, porque se divierte y pasa un buen rato con los amigos, profesores, familiares… nunca hay que forzar.
En todo caso, siempre hay que evitar el enfado o la presión para lograr metas. Hay que reforzar la autoestima de los pequeños, haciéndoles ver lo bien que lo hacen y el fruto de sus esfuerzos, no para ganar a los demás, sino para superarse a sí mismo.
EFE