La aterosclerosis es una enfermedad provocada por la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias. A esa acumulación, se le denomina placa y el conducto donde se acumula es especialmente importante, porque las arterias son vasos sanguíneos encargados de llevar la sangre rica en oxígeno al corazón y a otras partes del cuerpo.
Según los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la aterosclerosis puede causar problemas graves, como ataque cardíaco, accidentes cerebrovasculares (derrames o ataques cerebrales) e incluso la muerte.
Aterosclerosis: claves de una enfermedad compleja
Se desconoce la causa exacta de la aterosclerosis. Sin embargo, se ha visto en estudios que la aterosclerosis es una enfermedad lenta y compleja que puede comenzar en la infancia. Y, a medida que la persona envejece, avanza más rápidamente.
La aterosclerosis puede comenzar cuando ciertos factores causan daños en las capas internas de las arterias. Estos son malos hábitos de sobra conocidos: tabaquismo, cantidades altas de ciertas grasas y colesterol en la sangre, presión arterial alta o diabetes.
Ahora, los investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) han descubierto que un neurotransmisor específico en las células inmunitarias es un factor clave cuando el colesterol se acumula en nuestros vasos sanguíneos. Sus hallazgos han sido publicados en la revista Science Immunology.
"Sabíamos que parte del cuadro involucraba la inflamación del colesterol, donde el colesterol creaba cristales que activaban el sistema inmunológico. Así que comenzamos a explorar eso", explica la investigadora del CEMIR y del Departamento de Medicina Clínica y Molecular de la NTNU Nathalie Niyonzima.
Un problema subyacente
Las enfermedades más comunes son la cardiopatía coronaria (angina de pecho e infarto de miocardio) y la enfermedad cerebrovascular (ictus, ictus y hemorragia cerebral). La causa subyacente de estas afecciones es la aterosclerosis.
"El problema es que cuando las células inmunitarias encuentran estos cristales de colesterol, no saben qué hacer con ellos. Simplemente saben que hay algo allí que no debería estar", apunta.
Las células inmunitarias en cuestión son macrófagos, células que se encuentran en nuestra sangre y que tienen la tarea de atacar a invasores como virus y bacterias. Los macrófagos son la primera línea de defensa del cuerpo y se "comen" a estos invasores. Cuando las células inmunitarias atacan los cristales, se activa un sistema de comunicación dentro de la célula. Desde la pared celular, se envía una señal a un receptor en la superficie de las mitocondrias, las fábricas de energía de las células.
Los investigadores de Trondheim han estudiado esta reacción añadiendo cristales de colesterol a muestras de sangre de donantes sanos. "Esto desencadena la producción de sustancias antiinflamatorias, al mismo tiempo que aumenta la producción de energía en las células", apunta Niyonzima.
Una señal de alarma
Las mitocondrias comienzan a producir una citoquina específica (IL-1β), un tipo de proteína que actúan como neurotransmisores y regulan las respuestas inmunitarias.
"Nuestros hallazgos sugieren que el receptor en la mitocondria actúa como un sistema de alarma que detecta los cristales de colesterol y desencadena la producción de IL-1β y la inflamación en la aterosclerosis", concluye la autora.
Con información de Vidae