Los planes de Japón de verter al Pacífico agua contaminada de la central nuclear de Fukushima, han causado un choque diplomático con sus países vecinos.
El vertido, anunciado el pasado martes como un paso indispensable para el proceso de desmantelamiento de la planta accidentada en 2011, cuenta con la aprobación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OEIA).
El agua procedente de las instalaciones nucleares, será procesada para retirar todos los isótopos radiactivos salvo el tritio y diluida antes del vertido, previsto hacia 2023, y según el Ejecutivo japonés el agua incluso cumpliría los estándares de agua potable de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
China y Corea del Sur son los países que más han alzado la voz por el vertido, que ven como un riesgo para la salud humana y para el medio ambiente, y contra el que han protestado con vehemencia justo cuando sus respectivas relaciones con Tokio atraviesan un momento delicado.
Con información de Unión Radio