Con la nueva situación de «flujo migratorio inverso» que se da de norte a sur con el endurecimiento de las políticas migratorias del presidente estadounidense, Donald Trump, Panamá estudiará la posibilidad de trasladar a venezolanos directamente a su país o, al no existir relaciones diplomáticas entre las dos naciones, a través de un tercero, informó una fuente oficial panameña.
«Con Venezuela no tenemos relaciones diplomáticas, pero la Cancillería panameña efectivamente va a tratar de hacer los contactos pertinentes a través de las autoridades para lograr que ellos reciban a sus nacionales», afirmó el ministro de Seguridad Pública, Frank Ábrego, en declaraciones a periodistas.
Este traslado de venezolanos se haría «de forma directa a su país de origen o a través de otro país que lo reciba inicialmente», aclaró.
Ábrego se refirió a esta posibilidad de envío de venezolanos desde Panamá tras reunirse hoy con las autoridades de Costa Rica, con las que analizó este flujo inverso de migrantes.
Precisamente el paso fronterizo con Costa Rica fue reforzado este martes por las unidades del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá luego de que un grupo de migrantes que retornaban de Estados Unidos intentara entrar en territorio panameño para hacer el camino a la inversa hacia sus países de origen.
Este grupo de migrantes pretendía llegar en caravana hasta la capital panameña.
Tras detectar este «flujo migratorio inverso», las autoridades de Panamá y Costa Rica acordaron este martes trasladar a los migrantes que retornan desde el norte del continente hacia el sur a albergues en las fronteras, para luego ser devueltos a sus países de origen en aviones pagados por Estados Unidos.
En ese sentido, Ábrego dijo que la reunión con su homólogo costarricense, Mario Zamora, «permitió establecer un protocolo inicial para gestionar el retorno de migrantes irregulares, que contempla su concentración en el Centro de Atención al Migrante (Catem) en Costa Rica».
Durante los últimos años el mayor flujo migratorio en Panamá se producía a través de la peligrosa selva del Darién, alcanzando en 2023 la cifra récord de más de 520.000 migrantes que cruzaron esa jungla en su camino hacia Estados Unidos.
Sin embargo, ese número cayó a más de 300.000 en 2024, una situación que el Gobierno panameño vinculó a las nuevas políticas migratorias impulsadas por el nuevo mandatario, José Raúl Mulino, entre las que se encuentran los vuelos de repatriación financiados por Estados Unidos.
EFE.