El Gobierno alemán, tras el atentado xenófobo de Hanau (centro) que causó en total once muertos, considera que actualmente hay una gran amenaza para Alemania proveniente del terrorismo de ultraderecha.
Desde los atentados de la Clandestinidad Nacional Socialista (NSU), pasando por la matanza de Múnich, el asesinato de Walter Lübcke y llegando a los crímenes de Hanau el terrorismo de ultraderecha ha venido dejando una huella de sangre en nuestro país», dijo este viernes en rueda de prensa el ministro de Interior, Horst Seehofer.
Con ello, Seehofer aludía a los asesinatos perpetrados principalmente contra migrantes por el grupo de la NSU, a una matanza llevada a cabo en Múnich por un joven alemán de origen iraní y admirador del neonazi noruego Anders Behring Breivik, y al asesinato del político local alemán Walter Lübcke.
«Hay una gran amenaza proveniente de la ultraderecha. Después de Hanau pueden producirse un efecto mimético y otros crímenes movidos por el odio», añadió el ministro.
«La ultraderecha es la máxima amenaza que tenemos en Alemania. No acepto la idea de que no se pueda hablar de terrorismo de ultraderecha porque el asesino estaba loco, su motivación fue claramente racista y venía de alguna parte», indicó.
A la pregunta de si considera que la agrupación ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) tiene una responsabilidad en lo ocurrido, Seehofer dijo que, aunque desde su posición tenía que ser prudente, está claro que declaraciones de líderes de ese partido contribuyen a cultivar el odio.
«Si pienso que un dirigente de AfD califica la época nazi como una «cagada de pájaro» en mil años de historia alemana eso es algo que contribuye a fomentar el pensamiento de ultraderecha», dijo.
Seehofer aludía a un discurso del líder de AfD en el Parlamento, Alexander Gauland, que ha sido considerado como una relativización del nacionalsocialismo.
La ministra de Justicia, Christine Lambrecht, dijo, por su parte, hay que combatir el caldo de cultivo que favorece el florecimiento del odio y recordó que el Gobierno acaba de aprobar un proyecto de ley para intensificar la lucha contra la instigación al odio racial.
«Tenemos que dejar claro cuáles son los límites en un estado de derecho. La libertad de expresión es un bien muy valioso pero hay que mostrar donde esta termina y empieza un campo delictivo», dijo.
«Ponerle a un alcalde un patíbulo en el jardín no es expresar una opinión, es una amenaza», agregó.
EFE