La cifra de víctimas mortales por el atentado suicida perpetrado ayer en un centro educativo en un barrio en el oeste de Kabul, donde principalmente residen miembros de la discriminada comunidad chií hazara, aumentó este sábado a 35 y los heridos a 82.
Los últimos datos del ataque a un centro educativo en el oeste de Kabul «muestran al menos 35 muertos y 82 heridos», en su mayoría «niñas y mujeres jóvenes», según informó en Twitter la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA).
El atentado suicida ocurrió en la mañana de ayer en el interior de una de las aulas durante un examen de práctica para preparar las pruebas de acceso a la universidad, cuando el centro educativo se encontraba abarrotado de estudiantes de ambos sexos.
Tras escuchar varios disparos, un hombre armado entró en la clase por la puerta de las chicas y se inmoló entre las estudiantes, según relataron a Efe testigos oculares.
El ataque provocó que decenas de mujeres salieran este sábado a las calles de Kabul para mostrar su rechazo a los ataques hacia esta atacada minoría en el país, aunque al poco fueron reprimidas con disparon al aire violencia por los talibanes.
Por el momento ninguna célula terrorista se atribuyó la autoría de este atentado, aunque el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha reclamado en el pasado numerosos ataques en Afganistán contra esta minoría, a la que considera apóstata.
Los ataques contra estudiantes de la minoría hazara se han hecho habituales durante los últimos años en Afganistán. El último, el pasado abril, causó al menos 6 muertos y 25 heridos, aunque el control de los talibanes a la información impedía obtener una cifra clara, con algunos testigos elevando las víctimas.
En mayo de 2021 un atentado contra una escuela femenina en el barrio de Dashte Barchi dejó al menos 110 muertos, en su mayoría niñas, y 290 heridos. Meses antes, otro ataque en octubre de 2020 contra un centro educativo de esta minoría causó 24 muertos y 57 heridos.
Desde su llegada al poder en agosto de 2021 los talibanes han lanzado varias operaciones contra el EI en varios puntos del país, deseosos de demostrar que su regreso había supuesto también el fin de la violencia.
La garantía de la seguridad y el control del yihadismo fue una de las grandes reivindicaciones de los talibanes en los territorios bajo su control durante la guerra con el Gobierno depuesto y las fuerzas internacionales.
Con información de EFE.