Si al convertirse en Ken enamoró a millones de niñas de todas las edades alrededor del mundo, ahora serán los caballeros quienes seguramente caerán rendidos ante los encantos de Ryan Gosling, quien protagonizará una nueva película de la saga Star Wars, que llegará a las pantallas de cine en mayo de 2027, según dio a conocer Disney en un “fan event” realizado en Tokio.
Star Wars: Starfighter es el título de la película que actuará Ryan Gosling, una historia que se tendrá lugar cinco años después de los acontecimientos de El ascenso de Skywalker, estrenada en 2019, según explica un comunicado de Lucasfilm.
La película es "una aventura completamente nueva con personajes nuevos, ambientada en un período de tiempo que aún no se ha explorado en la pantalla", dice el documento. Shawn Levy será el director y la producción comenzará en otoño. Levy dirigió la película de Marvel de 2024 Deadpool & Wolverine, así como Free Guy y varios episodios de la serie de Netflix Stranger Things.
Ryan Gosling es uno de esos actores que, sin buscarlo abiertamente, ha marcado a generaciones de cinéfilos y televidentes.
Desde su ingreso a la industria del entretenimiento siendo apenas un adolescente en The Mickey Mouse Club, hasta su aclamado y también polémico papel como en la película Barbie (que, por cierto, le valió una nominación al Oscar), la carrera Ryan Gosling ha oscilado entre el entretenimiento para el gran público y las narrativas oscuras del cine de autor. En el proceso, ha logrado algo casi imposible: ser respetado por la crítica mientras ha amasado una cantidad cada vez mayor de fans alrededor del mundo.
Ahora que se suma al universo creado por George Lucas, y que apareció este viernes en Tokio junto a otras estrellas del mismo, como Diego Luna, Pedro Pascal, Hayden Christensen y la inigualable Sigourney Weaver, el actor de 44 años completa un ciclo ya que vuelve a lo grande al estudio que lo vio nacer como una joven promesa en Hollywood.
Nacido el 12 de noviembre de 1980 en Canadá, Ryan Gosling se unió al elenco de The Mickey Mouse Club en 1993, cuando tenía 12 años. En el programa compartió créditos con Britney Spears, Justin Timberlake y Christina Aguilera, una generación de ídolos adolescentes que se convirtieron en los íconos del pop de finales del milenio y cuyas carreras siguen vigentes (unas más que otras, naturalmente).
Aunque Ryan no era el más carismático del grupo, algo en él ya anunciaba que tenía otra dirección: menos escenario y más pantalla grande.
Después de muchos años de construir una carrera como actor dramático —con nominaciones al Oscar por Half Nelson y La La Land—, sorprendió al mundo al aceptar el papel de Ken en Barbie, la sátira rosa dirigida por Greta Gerwig que se convirtió en un fenómeno mundial y puso al actor en boca de todos (incluida Martha Higareda).
Su interpretación del muñeco confundido por su rol en la sociedad y perdidamente enamorado de Barbie, generó tanto un buen recibimiento como duras críticas. Y es que, con su actuación y la forma en que estaba escrito el personaje, Ryan Gosling llevó a Ken por un viaje de autodescubrimiento que, entre pasos de baile y músculos falsos, se convirtió en un espejo del ego masculino contemporáneo y hasta podríamos decir que opacó el brillo de Barbie y la actriz Margot Robbie, quien fue ignorada por la Academia.
En cambio, además de aspirar a la estatuilla dorada, Ryan llevó su número musical “I’m Just Ken” hasta en los premios Oscar, donde lo interpretó en vivo, como si el niño Disney en él nunca se hubiera ido del todo.
No todo en Ryan Gosling es humor y plástico. En un lugar muy distinto de su carrera se encuentran las películas Drive y Only God Forgives, dirigidas por el cineasta danés Nicolas Winding Refn. Con Drive, Gosling creó uno de los personajes más icónicos del cine moderno: el conductor silencioso, violento y protector, que es capaz de mostrar ternura y brutalidad en una misma escena. La bomber jacket con el escorpión dorado, los guantes de cuero y la música de sintetizadores que contribuían a construir y resaltar la interpretación del actor hicieron que el papel alcanzara el estatus de culto de forma inmediata.
En Only God Forgives, junto a la siempre contundente Toni Collette, Ryan dio un paso aún más arriesgado: menos diálogo, más atmósfera, violencia ritual y belleza estética. Fue una cinta que dividió a la crítica, pero que consolidó la conexión creativa entre Gosling y Refn, al explorar a un hombre quebrado, solitario y mudo ante el dolor; arquetipo del macho que, durante años o décadas recientes, duda en conectar con su sensibilidad o cerrarse aún más y enterrar aún más sus emociones.
Con información de Quien