La casa de las flores se despide con su tercera temporada y cierra momentáneamente (no se conocen los planes de su creador Manolo Caro) el capítulo en el que una producción latinoamericana aborda con vehemencia los temas de la homo, bi y transexualidad, la infidelidad y la adicción a las drogas.
La historia de los De La Mora fue el lienzo perfecto que escogió el productor y director Manolo Caro para representar algunas de las problemáticas y dramas de la comunidad LGBT. Amén de la discriminación social y la doble moral de esta familia que lucha desde su primera temporada por mantener entre sus bienes “La casa de las flores”. Y sí, aunque la trama es mexicana, las situaciones con facilidad calzan como anillo al dedo a cualquier nacionalidad.
A falta de esa gran figura central que fue en su momento Verónica Castro en el personaje de Virginia De La Mora, en la tercera y última entrega de la serie de Netflix, la progenitora de la difunta matriarca, Victoria (Isela Vega) regresa para intentar tomar las riendas de la casa; todo ello, mientras Paulina (Cecilia Suárez) lucha por no dejarse vencer ante las injusticias de la cárcel y las maldades orquestadas por su cuñada Purificación (María León), ante la ausencia de María José (Paco de León); una Elena embarazada (Aislinn Derbez) se mantiene en coma; y Diego (Juan Pablo Medina) y Julián (Dario Yazbek Bernal) se debaten en una de sus dinámicas sin fin, esta vez concentrada en el deseo de ser padre del contador.
Pero Manolo Caro no solo quiso abordar los padecimientos actuales de los De La Mora, en esta ocasión, hizo que sus espectadores voltearan la mirada cuatro décadas atrás, cuando Virginia era una adolescente, procurando buscar en su tierna juventud los orígenes de lo que en definitiva sucedió con su familia y demás seres cercanos. Esta fue la excusa perfecta para que participaran en la historia: Isabel Burr, Tiago Correa, Javier Jattin y Ximena Sariñana, quienes dan vida a parte del elenco en una época más feliz. El productor también invitó a su jolgorio a la drag queen Valentina, quien se involucra sentimentalmente con Julián, aunque no fue una trama que contara con mayor profundidad. Un convidado de antología fue el cantante español Miguel Bosé.
La casa de las flores será recordada como una producción rompedora, que transgredió el formato de la típica telenovela latinoamericana con la paradoja de que nació en México, el país que tantos años lo perpetuó.
Y en un momento en el que hay tantos debates estériles sobre el acento neutro, La casa de las flores y también, ¿por qué no? La casa de papel le demuestra al mundo que la tonalidad que caracteriza al gentilicio de una nación es solo una excusa que usan algunos para no agarrar el sartén por el mango y salir a la conquista -o reconquista- de un género que le regaló muchas glorias a la industria dramática y televisiva de Venezuela.