El Reino Unido y la Unión Europea (UE) iniciaron este jueves una nueva fase de negociaciones «intensificada», que en ambos lados del canal de la Mancha se percibe como el último intento por evitar un Brexit sin acuerdo a final de año.
Si el diálogo prospera, se espera que durante las próximas dos o tres semanas los equipos negociadores mantengan contactos a diario, incluidos los fines de semana, con el objetivo de tener un texto definitivo a tiempo para que a mediados de noviembre comience el proceso de ratificación.
La primera etapa de esta última fase ha comenzado con una serie de encuentros presenciales en Londres que durarán hasta el domingo. A partir de entonces, se sucederán reuniones en la capital británica y en Bruselas, así como en línea.
Este nuevo formato es el resultado de la presión que ha ejercido el Gobierno británico tras el último Consejo Europeo, que volvió a concluir sin avances significativos en los asuntos más controvertidos de la futura relación entre el Reino Unido y el bloque comunitario.
El primer ministro británico, Boris Johnson, amenazó con dar carpetazo a la negociación y aceptar una ruptura abrupta cuando termine la transición del Brexit si Bruselas no aceptaba intensificar los contactos.
A finales de 2019, los equipos que negociaban las condiciones de la salida británica de la EU se adentraron en un corto periodo de intensas conversaciones técnicas de las que apenas se tuvo información hasta que emergieron con el documento final, una fase que en el argot de la negociación se conoció como el «túnel».
Aunque Downing Street rechaza utilizar esa expresión para definir la actual fase del proceso, el objetivo del actual diálogo «intensificado» es similar.
La presión del Gobierno británico ha obligado a Bruselas a aceptar que comiencen a redactarse borradores legales de las partes del acuerdo menos controvertidas, algo a lo que hasta ahora la UE se había negado, al entender que eso abriría la puerta a que el Reino Unido exija futuros «miniacuerdos» sobre asuntos poco problemáticos si la negociación general descarrila.
EFE