El delicado acuerdo presupuestario alcanzado por los líderes de la Unión Europea (UE) en julio, tras una histórica cumbre de cuatro días, aguarda ahora el último obstáculo para su entrada en vigor: la bendición de la Eurocámara, que intentará incluir más claridad sobre las políticas que financiará y asumir más control sobre el gasto.
El Parlamento Europeo (PE), la Comisión Europea y el Consejo han comenzado ya las conversaciones que deben culminar con un acuerdo lo antes posible sobre el presupuesto comunitario a siete años y el plan para la recuperación tras el coronavirus, un paquete que suma 1,82 billones de euros según lo acordado por los países miembros.
En última instancia, corresponde a la Eurocámara aprobar o rechazar las cuentas multianuales en un voto en el Pleno, pero los diputados que negocian intentarán arrancar mejoras tanto al plan de recuperación como al presupuesto, conscientes de la dificultad de retocar un pacto que tanto costó alcanzar.
EFE