La batalla por dirigir la Organización Mundial del Comercio (OMC), un organismo con riesgos internos debido a las tensiones comerciales China-EE.UU., comenzó esta semana con la presentación de candidatos de México, Nigeria y Egipto, y se espera que lleguen más aspirantes, entre los que podría estar España.
El mexicano Jesús Seade, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala y el egipcio Abdel-Hamid Mamdouh son por ahora los tres en lista para suceder al brasileño Roberto Azevedo, quien dejará el cargo el 31 de agosto, un año antes del fin de su mandato, alegando «motivos personales».
El plazo de presentación de candidaturas finaliza el 8 de julio, por lo que se esperan más aspirantes (fueron nueve en la anterior elección) en un proceso que normalmente dura nueve meses pero la OMC quiere reducir a tres esta vez, una meta ambiciosa dadas las restricciones que la pandemia ha impuesto a la diplomacia.
Muchos apuntan a que es el momento de que un representante africano, preferentemente una mujer, dirija la OMC, dos cosas que nunca han ocurrido, por lo que la aspirante nigeriana podría partir con cierta ventaja.
Sin embargo, reglas no escritas favorecen cierta rotación no sólo de continentes sino también entre tipos de economías, por lo que a un director general de un país en desarrollo le suele suceder otro de una nación desarrollada, algo que pondría en desventaja a los tres candidatos que hay por ahora.
Especialmente en el caso de Seade, quien como Azevedo representa un país latinoamericano y emergente, aunque el mexicano, que participó en las negociaciones de los tratados de libre comercio de su país con EE.UU. y Canadá, es visto por algunos como un candidato apoyado por Washington.
La partida de ajedrez aún promete complicarse más, ya que el comisario de Comercio de la Unión Europea, el irlandés Phil Hogan, también parece interesado en el puesto, y ha contactado con su homólogo estadounidense, Robert Lighthizer, en busca de apoyos.
No es el único candidato que suena en el Viejo Continente, donde también se barajan los nombres del británico Peter Mandelson (excomisario europeo de comercio), la ministra holandesa de la cartera, Sigrid Kaag, o la responsable de Asuntos Exteriores de España, Arancha González Laya.
La ministra española tiene una amplia experiencia en la organización rectora del comercio mundial, donde fue jefa de gabinete del anterior director general, Pascal Lamy, y además dirigió el Centro de Comercio Internacional (ITC), institución puente entre la OMC y Naciones Unidas.
Otros analistas sin embargo creen que la Unión Europea optará por presentar sólo un candidato y que en ese sentido el comisario irlandés parece mejor posicionado, por su mejor sintonía con EE.UU..
González Laya criticó con frecuencia desde la ITC la política proteccionista de Estados Unidos, y su vinculación con Lamy, cuyo mandato trajo fricciones entre la OMC y Washington, ponen cuesta arriba la candidatura de la española si ésta se confirmara.
Otros factores están en juego, como el hecho de que apenas lleva seis meses al frente de la diplomacia española, o que la vicepresidenta Nadia Calviño aspira a dirigir el Eurogrupo y dos candidaturas a posiciones de poder internacional pueden eclipsarse, por lo que Madrid podría optar por renunciar a una de ellas.
La dirección de la OMC se presenta como un puesto complicado, teniendo en cuenta la crisis interna que vive por las tensiones entre EE.UU. y China o el hecho de que Washington haya bloqueado el funcionamiento de su Órgano de Apelación, paralizando su vital papel como tribunal de disputas comerciales.
A ello se suma el escaso progreso de las negociaciones internas, tras el fracaso de la Ronda de Doha, y todo empeorará con la recesión económica post-pandemia, con una caída prevista de los intercambios en 2020 de hasta el 32 %, según prevé la propia OMC.
El nuevo director general de la OMC tendrá entre sus mayores desafíos el acometer la largamente esperada reforma del organismo, con los países desarrollados presionando para que potencias emergentes como China o la India dejen de ser consideradas economías en desarrollo, condición que da ciertas ventajas en el organismo.
La elección se lleva a cabo tradicionalmente por consenso de los países miembros, y los estatutos indican que sólo excepcionalmente debe recurrirse a una votación para el cargo, con un mandato de cuatro años y una posible renovación a cuatro más.
Si el 31 de agosto no se ha concluido el proceso de búsqueda, se situará al mando de la OMC de forma provisional uno de los cuatro directores generales adjuntos (actualmente de EEUU, China, Alemania y Nigeria).
EFE