Argentina espera para el nuevo año un rebote económico tras el inédito desplome de 2020, aunque el grado de recuperación dependerá de la evolución de la pandemia de covid-19, mientras que consultores privados avizoran una nueva aceleración de la inflación.
La segunda mayor economía de Suramérica cierra el 2020 con un derrumbe en su producto interior bruto (PIB) cercano al 11 %, de acuerdo a proyecciones privadas que, de cumplirse, confirmarán que éste ha sido el año de peor desempeño económico del que se tenga constancia en los registros estadísticos de Argentina.
El desplome, que ha profundizado una recesión iniciada en 2018, se explica por la parálisis casi total que durante varios meses sufrieron muchos sectores a raíz de las medidas de confinamiento impuestas a finales de marzo para hacer frente a la pandemia, un garrotazo que encontró a la economía doméstica ya muy debilitada, con alta inflación, problemas fiscales, fuerte endeudamiento externo y recurrentes tensiones cambiarias.
Tanto el Gobierno de Alberto Fernández, que en octubre enfrentará elecciones de medio término tras un primer año de gestión marcado por la pandemia y la crisis, como los consultores privados esperan para 2021 un rebote económico que, aún en el mejor de los escenarios, no lograría desandar completamente la abrupta caída del 2020.
Mientras que el Ejecutivo espera una mejora del 5,5 %, los expertos a los que mes a mes consulta el Banco Central argentino para su informe de expectativas pronostican que la economía del país suramericano se recuperará un 4,8 % en 2021.
EFE