El coronavirus sorprendió a todo el mundo y convirtió el año 2020 en una tragedia socioeconómica, pero lo que no pudo lograr fue parar la competición deportiva en Estados Unidos, donde se completaron todos los grandes torneos y ligas profesionales.
No sucedió lo mismo en el resto del mundo, donde el 2020, que iba a ser el año deportivo de la década, con los eventos de la Eurocopa de Fútbol, la Copa América y los Juegos Olímpicos de Tokio, se convirtió en un castillo de naipes derribado con aplazamientos hasta 2021.
Sin embargo el deporte profesional estadounidense, regresó para ser uno de los símbolos de la lucha contra la mortal enfermedad, que ha cobrado la vida de más de 340.000 personas en ese país.
A partir del mes de junio comenzaron a reprogramarse los eventos deportivos con la nueva realidad, reducidas las temporadas regulares del béisbol profesional de las Grandes Ligas, la NBA, WNBA, NHL, del fútbol MLS, NWSL y perdidas económicas multimillonarias (15.000 millones de dólares).
El automovilismo de la NASCAR fue el primero que comenzó a cumplir con su calendario reprogramado, luego lo hizo la IndyCar, mientras que las artes marciales mixtas y la lucha libre fueron los primeros deportes que comenzaron a competir en las llamadas sedes «burbujas».
Mientras que fuera de la competición, la pandemia permitió que de nuevo la figura de Michael Jordan fuese el centro de atención y el personaje deportivo que más dinero generó a la televisión con el documental «The Last Dance».
EFE