Se picarán las campanas en Venezuela, aquí, bajo ese cielo y en este suelo, nacieron dos santos venezolanos, nuestros santos, dos vidas dedicadas a ayudar al prójimo, a brindar una mano solidaria a los más necesitados.
El 11 de agosto de 1903 nació la santa Madre Carmen Rendiles. Ella vivió 73 años, más de siete décadas, en las que enseñó con su ejemplo y trascendió en su vida cristiana.
“Fundó una escuela de manualidades y de promoción humana, entonces nuestras hermanas estaban en clase, los jóvenes de aquí no podían ir a la universidad”, dijo la Madre Rosa María Ríos.
Enseñar un oficio, enseñar a trabajar de manera honrada forma parte del legado que dejó la santa Madre Carmen a las integrantes de la congregación Siervas de Jesús.
“En este taller también recorrió nuestra madre Carmen Rendiles, trabajó, realizó las hostias, las formas, las cortó, y bueno, nosotros todos los días, las personas que trabajamos aquí, agradecemos y recordamos su legado”, agregó una integrante de la congregación.
En cualquier calle, en cualquier avenida, Venezuela toda celebra el decreto de canonización de los dos santos venezolanos, la madre Carmen y la del doctor José Gregorio Hernández, el médico de los pobres que llegó a Caracas, proveniente del estado de Trujillo, para sanar a los enfermos.
“Hoy en día estoy acá, en esta casa donde estuvo José Gregorio Hernández y mi hermano que está conmigo mira, lloré de ver donde estuvo nuestro José Gregorio Hernández”, dijo devota.
El 16 de enero de 1986 el papa Juan Pablo II emitió el decreto en el que declara como venerable al doctor José Gregorio Hernández y reconoce sus virtudes.
“Todo lo que yo le he pedido a nivel de salud me lo concede, de hecho pues hace poco presenté una anomalía y estoy perfecta, me siento muy bien siempre en las manos y con su guía”, dijo Medarda Motta, devota de José Gregorio Hernández.
La devoción popular por el doctor José Gregorio Hernández y su fama de santidad está presente en los hogares venezolanos después de su fallecimiento en 1919 cuando fue arrollado por un vehículo.
“Para nosotros los venezolanos yo creo que es como una cuestión de creencia y cuando uno tiene algún dolor, alguna enfermedad, alguna cosa de salud, uno lo primero que dice es José Gregorio, ayúdame; José Gregorio, por favor intercedan por mí”, agregó Jesús Manuel Durán, devoto de José Gregorio Hernández.
El altar del doctor José Gregorio Hernández donde reposan sus restos, es un lugar especial no solamente de devoción sino también de agradecimiento. Los devotos del doctor José Gregorio Hernández depositan imágenes con piernas, brazos y partes del cuerpo que según sus propios testimonios han sido sanados por el médico de los pobres.
Liz Flores / Noticias Venevisión