Una cincuentena de fieles acudieron este Viernes Santo a la concatedral de San Alejandro, el templo católico más antiguo de Kiev, para conmemorar la crucifixión y muerte de Cristo, pero también para rezar por los “mártires” de la guerra y para pedir que la paz vuelva a Ucrania.
“Al igual que Cristo, hay muchas personas que están sacrificando su vida en esta guerra”, dijo el sacerdote de San Alejandro durante su sermón ante los fieles católicos, una minoría religiosa que representa tan solo alrededor del 10 % de la población, que es predominantemente ortodoxa.
Durante la misa, los fieles rezaron por los ciudadanos atrapados en la localidad asediada de Mariúpol y por sus “mártires”, que las autoridades estiman que ascienden ya a 20.000.
También lo hicieron por los ucranianos que viven en el este del país, escenario de violentos combates que están provocando numerosas víctimas civiles, así como por los millones de desplazados y refugiados que se vieron obligados a huir para sobrevivir.
En este sentido, el sacerdote pidió durante el sermón “más apoyo” de la comunidad internacional, algo que consideró que en estos momentos es insuficiente: “Pero no les juzgamos, solo rezamos para que nos ayuden más”, apuntó.