Son imprescindibles para el correcto funcionamiento de los músculos; no todas tienen la misma calidad; tienen relación con episodios de cansancio en los adultos… estamos hablando de las proteínas, estas macromoléculas formadas por una secuencia de moléculas más pequeñas llamadas aminoácidos.
Existen 22 tipos de aminoácidos que componen las proteínas, pero tan solo 13 son generados de forma natural por nuestro organismo.
Los nueve restantes deben ingerirse con la alimentación y son los llamados aminoácidos esenciales.
Las proteínas no son todas iguales y su calidad depende de la fuente.
“Las consideradas de alta calidad tienen como denominador común que contienen todos estos aminoácidos esenciales”, explica Laura González, responsable de Nutrición y Salud de Nestlé.
Dentro de este grupo destacan las carnes, el pescado, los huevos y los lácteos. Algunos alimentos de origen vegetal, como las legumbres, frutos secos o cereales, también aportan proteínas.
Sin embargo, la nutricionista recuerda que el valor biológico de estas proteínas es inferior a las de origen animal.
“Si las combinamos entre ellas podemos obtener proteínas de calidad similar a las de origen animal”, señala González.
Tomar proteínas de alta calidad es importante para mantener los músculos en buen estado junto con una vida activa y dieta variada.
Son muy conocidas por mantener tejidos corporales como los músculos, pero tienen otras funciones como la contracción de los mismos, la formación de estructuras y trabajar como neurotransmisores.
En ese sentido, Laura González recuerda que nuestro cuerpo está formado por más de 600 músculos que necesitan nutrirse con el aporte de proteínas.
Más allá de los movimientos voluntarios hay músculos de cuyos movimientos no somos conscientes, pero son imprescindibles para el correcto funcionamiento de los órganos.
“Estos son, por ejemplo, los que intervienen en la contracción del útero durante el parto o en algo tan fundamental como el latido del corazón”, sostiene la nutricionista.
Proteínas y cansancio, ¿tienen relación?
A partir de los 50 años, los adultos suelen experimentar una pérdida de masa muscular y fuerza de forma natural.
Esta puede acelerarse más o menos en función del estilo de vida, la práctica regular de actividad física y la calidad y cantidad de los nutrientes ingeridos.
En este punto, los músculos juegan un papel clave en la calidad de la vida cotidiana de las personas.
Para combatir el cansancio y la fatiga se suele recurrir a suplementos de vitaminas y minerales, pero esto no es suficiente.
“Solemos recurrir a la ingesta de estos elementos cuando sentimos cansancio, pero debemos tener en cuenta que el segundo mayor componente de nuestro cuerpo son las proteínas. Esto ya nos da una pista de su importancia en nuestro bienestar”, indica la experta.
La ecuación correcta, según Laura González, para combatir situaciones de cansancio, falta de fuerza o fatiga es aquella que reúne proteínas, vitaminas y minerales.
“Una suplementación proteica siempre bajo supervisión facultativa puede ayudar a superar estas situaciones y elevar la capacidad física y corporal de este perfil de personas”, destaca.
Algunos consejos
En estos casos, el rol del médico y farmacéutico como expertos en salud es de gran relevancia para mantener la calidad de vida.
Realizar ejercicio físico combinado con suplementación proteica ayuda al fortalecimiento de los músculos.
Llegado el caso, la recomendación de la utilización de suplementos nutricionales es consustancial a su labor social y sanitaria.
También hay que resaltar que para mejorar la masa muscular es muy importante la realización de ejercicio físico.
“La práctica de ejercicio moderado combinado con suplementación de proteínas o aminoácidos en la dieta tiene un impacto muy positivo en la salud”, sostiene González.
Además, representa una estrategia efectiva en muchos otros aspectos: mejora la fuerza y masa muscular, aumenta la absorción de calcio mejorando el metabolismo de los huesos, acelera la recuperación de tejidos tras una lesión y protege los músculos frente al envejecimiento, entre otros.
La clave está en el equilibrio en la dieta, el ejercicio físico y unos adecuados hábitos de vida.
EFE