Un estudio internacional ha identificado 33 nuevas variantes genéticas asociadas al trastorno bipolar, en el mayor estudio sobre la heredabilidad de esta enfermedad mental, elaborado con datos de casi 415.000 personas.
La investigación, que publica este lunes la revista «Nature Genetics», abre la posibilidad de estudiar nuevas dianas terapéuticas e, incluso, reutilizar para el tratamiento del trastorno bipolar fármacos que se emplean en otras dolencias.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental compleja que presenta una alternancia patológica de episodios de tipo depresivo con otros de euforia y se estima que afecta a entre 40 y 50 millones de personas en todo el mundo.
Numerosos estudios han demostrado que la aparición de esta enfermedad se debe a la interacción compleja de factores tanto de tipo biológico como ambientales y que la heredabilidad tiene un peso muy significativo, estimado en entre el 60 y el 85%.
En esta investigación, en la que participan científicos españoles, se estudió más de 7,5 millones de variaciones comunes en la secuencia de ADN de casi 415.000 personas, de las cuales más de 40.000 padecían trastorno bipolar.
El trabajo ha detectado 64 variantes genéticas, 33 de las cuales son totalmente novedosas, asociadas con el trastorno bipolar.
Concretamente, se ha hallado variantes en relación con genes implicados en vías biológicas específicas relacionadas con la comunicación neuronal y la señalización del calcio, ambas muy relevantes para que funcione bien el sistema nervioso central.
El estudio también ha detectado lugares donde se ubican los genes previamente asociados a otras patologías mentales, sobre todo relacionados con esquizofrenia y depresión mayor y en menor grado con otros trastornos como la anorexia, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista, así como con el tabaquismo, el consumo problemático de alcohol y la mala calidad del sueño.
La investigación ha detectado igualmente una asociación en el trastorno bipolar con dianas genéticas a las que se dirigen fármacos empleados para el tratamiento de otras dolencias, como los antipsicóticos, estabilizadores del estado de ánimo y antiepilépticos, anestésicos o bloqueadores de canales de calcio utilizados para la hipertensión.
EFE