El cambio climático está dejando una marca imborrable en el planeta y ha alterado muchos aspectos en las vidas de los seres humanos. Desde fenómenos climáticos extremos hasta temperaturas récord, su impacto se hace cada vez más evidente.
Alteración de las estaciones y el ritmo natural: los inviernos más cálidos y los veranos abrasadores pueden desajustar el ritmo biológico y afectar los ciclos de sueño.
Nuestro cuerpo está acostumbrado a seguir patrones naturales, y cuando las estaciones se vuelven erráticas, también lo hacen nuestros ritmos circadianos.
Noches calurosas e incómodas: las altas temperaturas pueden dificultar la conciliación del sueño y disminuir la calidad del descanso. La sudoración excesiva y la incomodidad pueden interrumpir nuestras fases de sueño profundo, lo que afecta nuestro rendimiento y bienestar durante el día.
Eventos climáticos extremos y ansiedad: el cambio climático ha aumentado la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como tormentas, inundaciones e incendios forestales.
La amenaza constante de estos eventos puede generar ansiedad y estrés, lo que afecta negativamente nuestro sueño. La inseguridad y la anticipación del próximo evento pueden mantenernos despiertos durante la noche y provocar trastornos del sueño.
Por ello, brindamos algunos consejos para que el calor no quite el sueño: