Desde septiembre, Rüdiger Koch, un ingeniero aeroespacial de 59 años oriundo de Alemania, está llevando a cabo un ambicioso proyecto que podría cambiar la forma en que entendemos la vida humana fuera de la Tierra: vivir bajo el agua. A más de 11 metros de profundidad en el mar Caribe, cerca de Puerto Lindo, en Panamá, Koch reside en una cápsula submarina con el objetivo de superar el récord mundial Guinness por el mayor tiempo vivido en un hábitat submarino fijo. El reto que se ha propuesto es permanecer sumergido durante 120 días, hasta el 24 de enero de 2025, lo que superaría el récord actual de Joseph Dituri, quien en 2023 pasó 100 días en un hábitat similar frente a la costa de Florida.
Koch, quien ya lleva más de dos meses bajo el agua, compartió que, a pesar de las condiciones inusuales, no se siente especialmente afectado por el aislamiento: “No es particularmente difícil. No siento que esté sufriendo aquí abajo en absoluto, aunque lo más difícil es que a veces quiero hacer buceo”, afirmó en una entrevista con CBS News. A lo largo de su permanencia, trabajó en su proyecto y experimentó los desafíos y beneficios de este tipo de vida, desde la tecnología utilizada hasta los efectos sobre su bienestar psicológico.
Características del hábitat submarino de Koch
El hábitat en el que reside Koch es sorprendentemente cómodo a pesar de estar ubicado a una profundidad considerable. Su cápsula de 30 metros cuadrados está equipada con los elementos esenciales para garantizar su supervivencia y bienestar durante su estancia prolongada. Según reportó AFP, entre las comodidades de la cápsula se incluyen una cama, un baño portátil, televisión, computadora con acceso a internet por satélite y una bicicleta estática para mantenerse en forma.
El hábitat está conectado por un tubo vertical a otra cámara situada por encima del nivel del mar, donde se encuentran otros miembros del equipo de apoyo. Esta cámara también facilita el acceso de suministros, así como la llegada de periodistas o visitantes, aunque las interacciones están limitadas. Esta infraestructura permite que la cápsula funcione de manera autónoma, a pesar de la distancia que la separa de la costa.
El récord y su contexto
El reto de Koch tiene un componente histórico importante. El récord actual para la mayor cantidad de días vividos en un hábitat submarino fijo lo ostenta Joseph Dituri, quien pasó 100 días sumergido en un lago en Florida en 2023. La hazaña de Koch tiene la intención de superar esa marca por 20 días, lo que pone de relieve la capacidad humana para adaptarse a entornos extremos y abre la puerta a nuevas formas de pensar sobre la exploración subacuática, además de la posibilidad de crear hábitats submarinos permanentes.
De acuerdo con su entrevista a CBS News, el propio Koch considera que este proyecto tiene una relevancia que va más allá de la búsqueda de un récord personal. “Lo que estamos tratando de hacer aquí es probar que los mares son realmente un entorno viable para la expansión humana”, dijo al medio. Su visión está profundamente influenciada por el movimiento de seasteading, que promueve la creación de comunidades autónomas flotantes fuera del control gubernamental.
El impacto ecológico del proyecto
Aunque la motivación de Koch está orientada principalmente a establecer un récord, su proyecto también tiene una dimensión ecológica interesante. La cápsula submarina sirve como un lugar de experimentación para la vida humana bajo el agua y actúa como un arrecife artificial que fomenta la vida marina. Según Koch, su instalación tuvo un impacto positivo en el ecosistema local: “Por la noche, puedes escuchar todos los crustáceos. Hay peces afuera, y toda esa vida, que no estaba allí antes de que llegáramos”, detalló en la entrevista con AFP.
Este impacto ambiental también está relacionado con la construcción de hábitats submarinos sostenibles, que podrían convertirse en una forma innovadora de generar espacios para la vida marina, al mismo tiempo que se realizan investigaciones sobre la viabilidad de comunidades humanas en el mar. El proyecto de Koch y su equipo se encuentra en una etapa temprana, pero las implicaciones de este tipo de investigación podrían ser fundamentales para el futuro de la exploración oceánica.
El concepto de “seasteading” y la expansión humana hacia el mar
Uno de los elementos claves que inspira a Koch es la posibilidad de trasladar parte de la humanidad a comunidades flotantes fuera de la jurisdicción de los gobiernos. Esta idea proviene del movimiento de seasteading, que promueve la creación de hábitats autónomos en el mar, basados en la autosuficiencia y la libertad de la regulación estatal. Koch comparte esta visión y, junto con su equipo, cree que el mar ofrece oportunidades para una expansión humana sin las restricciones del territorio terrestre.
Según AFP, Koch está acompañado en este proyecto por Grant Romundt, un canadiense que también apoya la idea del seasteading. Aunque la idea fue criticada y es vista como controversial, ya que involucra la creación de comunidades fuera del control gubernamental, los avances tecnológicos de proyectos como el de Koch podrían sentar las bases para el desarrollo de colonias submarinas o flotantes que, en el futuro, serían capaces de ofrecer una solución a la sobrepoblación y la falta de espacio habitable en tierra firme.
La vida diaria bajo el agua: retos y tecnología
Vivir bajo el agua en un espacio tan reducido como el de Koch no está exento de retos. Aparte de la falta de contacto físico y social, existen dificultades psicológicas asociadas con el aislamiento. Sin embargo, el uso de cámaras de monitoreo y la interacción limitada con los visitantes ayudan a mantener un control sobre su salud mental. La cápsula está equipada con cuatro cámaras que graban su día a día, lo que permite a los operadores en la parte superior del tubo monitorear su estado físico y psicológico en todo momento. Eial Berja, un israelí que opera las cámaras, mencionó que un fuerte tormentón casi pone fin al proyecto debido a problemas técnicos, subrayando lo peligroso que puede ser vivir en el mar.
A pesar de estos desafíos, Koch asegura que está bien preparado para completar su misión. Cuando se le preguntó qué haría tan pronto como saliera a la superficie, no dudó: “Una ducha, una ducha real”, bromeó.
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