El exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra Mark Carney, que asumió el liderazgo del Partido Liberal y la jefatura del Gobierno canadiense en marzo, tras la renuncia de Justin Trudeau, se ha convertido a marchas forzadas en el símbolo de la soberanía de Canadá ante las amenazas expansionistas de Donald Trump.
Economista de profesión, jugador de hockey sobre hielo por pasión, sin historial político y sin tiempo para calentar, ha sido catapultado a una doble pelea: por un lado contra el opositor Partido Conservador en las elecciones canadienses y por otro contra Trump y su guerra comercial.
Y Carney, que creció en la dura ciudad de Edmonton, en la zona oeste y septentrional del país, ha respondido como hacen los jugadores de hockey sobre hielo: sacando los codos para defenderse y defender Canadá.