La erupción volcánica que comenzó el pasado domingo por la mañana en la península de Reykjanes (suroeste de Islandia) parece haber cesado su actividad, aunque continúa el riesgo, informó este martes 16 de enero la Oficina Meteorológica de Islandia (IMO, por sus siglas en inglés).
«No hay actualmente actividad visible dentro de las fisuras eruptivas. La lava observada más recientemente fue en la fisura norte poco después de la 1 de la madrugada. La actividad sísmica sigue decreciendo, lo que significa que el área se está estabilizando», señaló este organismo en su parte diario.
El IMO resalta no obstante que «es prematuro declarar que la erupción se ha acabado» y que todavía hay un «riesgo considerable» en la zona.
Cerca de doscientos pequeños terremotos fueron registrados desde medianoche cerca del cauce del magma, la mayor parte en torno a la primera fisura, al norte de la desalojada población de Grindavík y provocada con el inicio de la erupción el domingo.
La otra fisura -al sur, más pequeña y que alcanzó tres casas de la localidad- ya había cesado su actividad la noche del lunes.
Los sensores siguen detectando deformación del suelo en y alrededor de Grindavík, mostrando que el canal de magma debajo de la localidad todavía causa expansión en el área, explicó el IMO.
La actividad sísmica registrada en la península de Reykjanes llevó a las autoridades a declarar la situación de emergencia a finales de noviembre y a anunciar una inminente erupción, lo que provocó que Grindavík fuese desalojada.
La explosión se produjo finalmente el 19 de diciembre, pero remitió cuatro días más tarde, y las autoridades permitieron el regreso a finales de ese mes de los residentes cuyas viviendas no hubiesen resultado dañadas por los seísmos.
Islandia es una isla volcánica situada en el Atlántico Norte que tiene una población de unos 370.000 habitantes y una extensión de más de 100.000 kilómetros cuadrados.
EFE.