Estados Unidos reconocerá y apoyará a un Gobierno sirio que resulte de un proceso de transición inclusivo y sin interferencias externas, anunció el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
"El pueblo sirio decidirá el futuro de Siria. Todas las naciones deben comprometerse a apoyar un proceso inclusivo y transparente, y abstenerse de toda interferencia externa", declaró en un comunicado.
El jefe de la diplomacia estadounidense agregó que su país "reconocerá y apoyará plenamente al futuro Gobierno sirio que surja de este proceso".
"Estamos dispuestos a brindar todo el apoyo necesario a las diversas comunidades y sectores de la población de Siria", subrayó Blinken, quien pidió "una gobernanza creíble, inclusiva y no sectaria que cumpla las normas internacionales".
El proceso de transición y el nuevo gobierno, señaló, deben respetar los derechos de las minorías, facilitar el flujo de asistencia humanitaria, impedir que Siria se convierta en una base para el terrorismo y destruir de forma segura las armas químicas.
La Administración de Joe Biden ha celebrado la caída de Bachar Al Asad como una derrota para Irán y Rusia, pero teme que la lucha por el poder dentro de las filas rebeldes fragmente el país o que se genere un vacío que sea aprovechado por el Estado Islámico, que en 2014 llegó a controlar vastas zonas de Siria e Irak.
Las fuerzas rebeldes nombraron este martes como primer ministro en funciones a Mohamed al Bashir, vinculado al grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), que encabezó la ofensiva contra Al Asad y al que Washington considera una organización terrorista.
Estados Unidos no se plantea por ahora revocar las sanciones sobre el HTS, pero está "observando" lo que haga el grupo islamista, declaró este miércoles el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Asimismo, Kirby afirmó que la caída del Gobierno de Al Asad supone una "oportunidad" para recabar más información sobre el paradero de Austin Tice, periodista estadounidense secuestrado en 2012 mientras cubría la guerra de Siria.
EFE