China sigue inamovible en su estrategia de «covid cero» pese a la frustración que generan las restricciones impuestas, especialmente en Shanghái, cuyo confinamiento sigue provocando quejas y vídeos de denuncia en las redes sociales.
El descontento continúa creciendo en la metrópolis, centro de negocios de la segunda economía global, cuyos 26 millones de habitantes permanecen encerrados en casa desde hace más de un mes, algunos casi dos meses.
Poco después de que el presidente del país, Xi Jinping, afirmara que China debe «mantenerse firme» en su política anti-covid, las autoridades shanghainesas no dudaron el redoblar sus esfuerzos para devolver a cero la casilla de nuevos casos detectados.
Por las redes han circulado, incluso, vídeos que muestran a policías que fuerzan a los vecinos más próximos de los contagiados a que vayan a estas instalaciones pese a no haber dado positivo en ningún test, una medida que el profesor Tong Zhiwei, de la Universidad Normal del Este de China, calificó en internet de «ilegal» de acuerdo con la Constitución del país.
Su entrada fue eliminada de la red el mismo día por la noche, lo cual no ha impedido que muchos residentes se descargaran ese y otros documentos para mostrárselo a las fuerzas de seguridad en caso de que se les intente trasladar a estos centros.
Mientras, las autoridades locales aseguraron hoy que la medida solo afecta a «casos cercanos secundarios» como los vecinos de arriba y de abajo de un positivo, mientras que la prensa oficial calificaba de «especulación» que se vaya enviar a estos centros a todos los residentes de un bloque donde se detecte un positivo.
En cualquier caso, «la decisión final la tomarán profesionales epidemiológicos según sus investigaciones», aseveró hoy un funcionario local.
EFE