El rey Carlos III de Inglaterra y su esposa Camila se despidieron este viernes de Francia con una visita a unas bodegas biológicas en Burdeos (suroeste) en un nuevo gesto de ambos en favor del medio ambiente y la biodiversidad.
En la tercera y última jornada de su visita de Estado, los monarcas acudieron a la bodega Smith Haut Lafitte, situada en Martillac -a unos 20 kilómetros de Burdeos-.
Allí se producen vinos tintos y blancos con denominación de origen en una viña de 87 hectáreas sin pesticidas y respetuosa con el medio ambiente, ya que protege a los bosques vecinos, formados por especies originales de la zona.
Amante del vino y de la cultura francesa, Carlos III escogió estos viñedos y Burdeos, donde hay una gran comunidad británica, para mostrar que hay ejemplos a seguir en la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido, el monarca británico se desplazó antes al bosque experimental de Floirac (afueras de Burdeos), un parque que dispone de dispositivos de medición para saber cómo evolucionan especies como fresnos o castaños.
En la ciudad de Burdeos, Carlos III y Camila fueron recibidos a primera hora de la tarde en el Ayuntamiento por el alcalde, el ecologista Pierre Hurmic, y después visitaron la fragata HMS Iron Duke, de la Marina británica. También estuvieron en emblemática plaza de la Bolsa; y tuvieron tiempo incluso de tomar el tranvía, como hacen cada día miles de vecinos de Burdeos.
Durante sus dos primeros días de visita a Francia, Carlos III y su esposa habían sido recibidos en París con todos los honores por el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera dama, Brigitte.
EFE