El director ejecutivo de Air India, Campbell Wilson, subrayó que el informe preliminar del accidente del vuelo AI717, que se estrelló hace un mes al oeste de la India y dejó 260 muertos, no apunta a fallos técnicos, un mensaje que llega en un momento delicado para el grupo, que busca limitar su impacto financiero.
En una nota interna enviada este lunes a los empleados, el consejero delegado, Campbell Wilson, pidió "evitar llegar a conclusiones prematuras" y aseguró que la investigación inicial "confirma que no hubo problemas con el combustible, el mantenimiento, ni ningún fallo técnico o mecánico" en el avión que se estrelló el 13 de junio con 260 personas a bordo.
El mensaje tranquilizó a los mercados y a los socios de la aerolínea, como el fabricante Boeing, cuyas acciones subieron en Wall Street tras conocerse que el informe no apuntaba, por ahora, a un fallo de diseño.
La matriz de Air India, el gigante Tata, intenta por su parte frenar el daño reputacional.
El informe de la Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos (AAIB) asegura que de momento no se han encontrado fallas que sugieran un desperfecto mecánico y confirma que todas las tareas de mantenimiento que eran "obligatorias" fueron realizadas.
Sin embargo, el mismo reporte señala que la aerolínea no realizó inspecciones recomendadas en 2018 por el regulador de EE.UU. (FAA) sobre el mecanismo de los interruptores de combustible, el mismo sistema que presuntamente falló segundos después del despegue.
Según el informe, la aerolínea decidió no llevarlas a cabo al considerar que se trataba de recomendaciones no obligatorias.
"Debemos evitar llegar a conclusiones prematuras basadas en fragmentos de información", advirtió hoy el directivo.
El conglomerado indio Tata, propietario de Air India, que vive un fuerte escrutinio tras el siniestro, ha registrado cierta recuperación en la bolsa, coincidiendo con el avance de la investigación y el alivio del entorno bursátil global.
Las acciones de Boeing, el fabricante del avión siniestrado, subieron ligeramente en Wall Street en las últimas jornadas tras conocerse que el informe preliminar no apuntaba, por el momento, a fallos técnicos y no incluía ninguna acción recomendada para los operadores de aviones Boeing 787 o de motores GE.
Según el informe preliminar, los interruptores de control de combustible de ambos motores se movieron automáticamente a la posición de corte segundos después del despegue, lo que detuvo el flujo de queroseno.
Aunque el informe no atribuye responsabilidades de manera concluyente, la investigación ha abierto un debate sobre si el accidente fue causado por un error humano o una falla técnica.
EFE