Un show extraordinario de fuegos artificiales, las luces en las muñecas de los asistentes y todo el flow del puertorriqueño hicieron de la noche del 18 de noviembre algo inolvidable.
La tarde del viernes Medellín, como se ha visto últimamente, estaba totalmente nublada. Con todo y lluvia, cientos de personas empezaron a hacer filas para el ingreso desde las primeras horas del día. Las carpas de plástico fueron el objeto más cotizado del día por quienes decidieron dejar todo a un lado para intentar quedar en primera fila de cada localidad.
Pintaba una tarde lluviosa pero conforme pasó el tiempo y el Estadio Atanasio Girardot se empezó a llenar, las gotas cada vez eran más escasas. El escenario cambió y el clima pintó perfecto para la noche que 40.370 personas esperaban desde inicio de año.