La estrella de exitosas películas como
The Substance y el clásico The Ghost, habló sobre cómo con el paso del tiempo
aprendió a escuchar a su cuerpo y dejar de “torturarlo” como hizo durante sus inicios en Hollywood.
Moore confesó que hacía "locuras con la dieta y el ejercicio"
para transformar su físico para sus papeles en filmes de los 90, como G.I. Jane. Además, llevaba entrenamientos que eran muy duros, como recorrer en bicicleta "unos 42 kilómetros" desde su casa en Malibú hasta los estudios Paramount.
“Aprecio más todo lo que mi cuerpo ha pasado y que me ha traído hasta aquí”, dijo sobre envejecer en la industria. “No significa que a veces me mire al espejo y no diga: ‘Dios mío, me veo vieja’ o ‘Ay, se me está cayendo la cara’; lo hago. Pero puedo aceptar que así es como estoy hoy y sé que la diferencia hoy es que no define mi valor ni quién soy”, expresó.
A sus 62 años y mamá de tres hijas, Rumer, Scout y Tallulah, Moore ha ganado su resiliencia, aprovechando una vida llena de pruebas y triunfos. A esta altura de su vida, asegura que define la belleza como que “simplemente existe” y que es como mirar una flor. En su opinión, es algo auténtico y positivo que surge de la comodidad de ser exactamente quien eres.
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