Primero sufriendo y después sobrado gracias a su superioridad numérica, pero todavía sin mostrar una versión convincente, el Milan consiguió su primera victoria en Liga de Campeones ante el Brujas (3-1).
Tuvo que trabajar más de lo esperado, el Milan en su casa, para dar la primera alegría europea a su afición. Llegó en un partido en el que no jugó bien, en el que volvió a sembrar dudas y en el que solo las circunstancias favorables, encarnadas en la superioridad numérica desde el minuto 40, le permitieron sumar sus tres primeros puntos.
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— UEFA Champions League (@ChampionsLeague) October 22, 2024
Porque el combinado de Fonseca vivió una montaña rusa ante los belgas. Pasó de estar contra las cuerdas en los primeros minutos a tenerlo todo de cara antes de finalizar el primer acto con el gol de Pulisic y la expulsión de Onyedika. Sin embargo, justo en su mejor momento, los 'rossoneri' tuvieron que volver a ponerse el mono de trabajo cuando el Brujas, con uno menos, consiguió empatar el encuentro, haciendo saltar las alarmas en San Siro.
Sufrió los ataques constantes de un Brujas desatado en San Siro, que obligaron a Mike Maignan a salvar los muebles. Primero con un golpeo de Tzolis en el minuto 2. Después fue Jutglá con un disparo que se marchó ligeramente alto en el minuto 3. Otra de Tzolis desde el perfil zurdo del ataque que hizo estirarse a Maignan en el palo largo. Y, la más clara, un zapatazo de Ordóñez que se estrelló en el larguero. Todo en 10 minutos de infarto.
Intimidado el Milan, falto de ideas en el centro del campo, volcó su ataque al perfil izquierdo de su ofensiva, donde Rafael Leao se encargó de intentar desarbolar el bien plantado entramado defensivo del Brujas, decidido a salir con un botín del Giuseppe Meazza.
Fue el extremo luso el culpable de que el Milan tuviera una ocasión clara. La generó con una de sus conducciones hacia dentro, saltando adversarios y cediendo en el momento justo a Pulisic, que fusiló sin éxito a Mignolet.
Nada más hizo el Milan peligroso en la primera mitad. Porque ni siquiera su primer gol fue en una ocasión de pizarra. Fue un centro cerrado de Pulisic en el minuto 34 al que ni Morata ni Gabbia llegaron, pero que acabó entrando manso en la meta de Mignolet, que esperaba una desviación.
Fue el primer golpe duro del partido. El segundo, una entrada totalmente a destiempo de Onyedika que acabó, VAR mediante, con su expulsión. El Milan lo tenía en sus manos, pero, lejos de cerrarlo, nada más comenzar la segunda mitad, encajó el gol del empate en una jugada en la que pareció que el equipo en superioridad numérica era el Brujas.
Una posesión larga, de lado a lado, moviendo al Milan. Una jugada que acabó rematando el lateral derecho Sabbe, incorporándose libre de marca desde la segunda línea y cruzando el balón imposible para Maignan, que no podía creer el gol que había encajado su equipo con un jugador más.
Tuvo que mover el banquillo Fonseca y dio entrada a Chukwueze y Okafor para agitar el avispero arriba. Dicho y hecho. Apenas un minuto después de los cambios, Okafor se inventó una jugada fantástica en línea de fondo que le permitió dejar el balón perfecto, raso, a Reijnders en el corazón del área. El neerlandés definió de primeras y devolvió la sonrisa a la grada de San Siro.
Espantada la sorpresa, ya superior definitivamente, con el partido domado y controlado, superior físicamente y aprovechando el desgaste de los belgas, el Milan consiguió sentenciar. Fue el mismo goleador, con una jugada igual construida, pero por el otro perfil. Chukwueze imitó a Okafor y cedió a Reijnders para que marcar el 3-1 definitivo.
Pudo llegar el cuarto del partido, histórico en caso de no haber estado en fuera de juego, tras un testarazo de Francesco Camarda, el canterano que se hubiera convertido en el goleador más joven de la historia de la 'Champions' superando a Ansu Fati.
Pudo ser un final redondo en una noche extraña, en la que sufrió mucho más de lo esperado y que volvió a dejar entrever sus carencias. Pero después de Liverpool y Leverkusen, llegó la primera victoria del Milan en 'Champions'.
EFE