El Real Madrid, que llegó a ir perdiendo por 19 puntos, ganó este domingo su octava -cuarta consecutiva- Supercopa Endesa de baloncesto al vencer al Barça por 83-88 en la final del torneo, jugado en el pabellón de Deportes Santiago Martín de La Laguna (Tenerife).
El equipo azulgrana dominó la mayor parte del choque y en el tercer cuarto alcanzó una ventaja de 19 puntos (63-44), pero el Real Madrid sacó su orgullo y, liderado por Sergio Llull y Carlos Alocén, le dio la vuelta al marcador para terminar ganando por 83-88.
Con el marcador 63-44 para el conjunto catalán y a falta de cinco minutos para terminar el tercer cuarto, nadie podría imaginar lo que pasaría posteriormente. La entrada de Carlos Alocén en la posición de base y con Sergio Llull en la de escolta, el partido empezó a cambiar de dinámica.
El Barça no supo parar a su rival y poco a poco vio como las diferencias se fueron acortando hasta ponerse en un 81-83 (min.39), en la primer vez que se puso por delante el equipo de Pablo Laso.
Podía pasar de todo, pero se veía a un Real Madrid crecido y a un Barça con muchas dudas en sus ataques. Al final ganó un Real Madrid más motivado.
Las defensas brillaron por su ausencia en los primeros instantes del choque y eso hizo que los dos conjuntos anotaran con cierta claridad. El Barça lo hacía a base de tiros exteriores, mientras que el Real Madrid aprovechaba la potencia de Poirier, muy intenso bajo canasta.
Y es que sin defensas era fácil anotar. Pese al que el dominio interior era para el conjunto blanco, el equipo de Sarunas Jasikevicius dominaba en el marcador, con ventajas que llegaron a los seis puntos (18-12) en el minuto 5 y gracias a sus aciertos desde fuera.
Estaba claro que los movimientos en los banquillos no tardarían en llegar. La entrada de Alocén le dio otro aire al equipo blanco. Dos triples suyos llevaron a su equipo a igualar el partido (20-18) y a ponerse con un empate a 22 poco antes de concluir el primer cuarto.
El Barça buscó sus alternativas para aumentarlas diferencias en el marcador y en ese momento lo buscó con sus pívots para intentar abrir la defensa. Piere Oriola se convirtió en una amenaza seria en ataque, tanto por su juego interior como por sus lanzamientos exteriores. Tres triples anotó antes del descanso.
Pese a todo, el Real Madrid seguía haciendo su trabajo. Apretó más en defensa y buscó abrir al rival con lanzamientos exteriores. Sergio Llull probó y acertó (35-34), pero una técnica a Laso, dos puntos anotados por Davis y otra canasta de Mirotic puso el marcador en 46-37, máxima diferencia hasta el momento para los azulgranas.
Tras el descanso el equipo de Sarunas Jasikevicius siguió dominando y después de poner una diferencia de doce puntos (52-40) el equipo siguió insistiendo en su juego ofensivo y manteniendo una intensidad buena en defensa ante un Real Madrid al que le costaba atacar.
Los parciales iban en aumento y en el minuto 25 de partido el Barça llegaría a lograr su máxima hasta el momento (63-44), un marcador que dejaba claro la diferencia en la cancha entre los dos equipos.
Pues sonó la alarma en el Real Madrid. No tenía ya nada que perder y tiró para adelante. Cambio de bases, junto con la presencia de Llull y Taylor en cancha. Eso le dio otro aire al equipo que, junto a Poirier dominando el juego interior, empezaron a recortar distancias.
Llull encontró canasta con facilidad, Alocén atacaba el aro rival con mucha verticalidad y Poirier esperaba bajo canasta.
Al último cuarto se entró con un 71-62 y, aunque Higgins mantenía a su equipo con una cierta ventaja, ya la dinámica del partido era otra. Un conjunto blanco crecido y un Barça al que le costaba atacar. Estaba sin ideas y sin ver lo que estaba ocurriendo en la cancha.
Yabusele pondría a su equipo por primera vez por delante en el marcador (81-83) a falta de 20 y ya el Real Madrid tenía controlado el partido para así terminar ganando por 83-88.
EFE