Cardenales venció a Bravos e igualó la serie 2-2

Anderson Espinoza tuvo la apertura que resume su vida, marcada por la resiliencia y la madurez tanto profesional, como humana. El derecho igualó su salida más extensa en la LVBP en el momento oportuno para Cardenales de Lara, la noche del jueves.

El caraqueño se recuperó de un inicio en falso y transitó 6.0 entradas de apenas dos carreras admitidas -una sucia- para llevarse el triunfo de los pájaros rojos 8-2 sobre Bravos de Margarita en el Juego 4 de la Gran Final, disputado el Estadio Nueva Esparta, e igualar la serie decisiva a dos triunfos por bando, forzando el regreso a Barquisimeto, al menos, para un sexto duelo el domingo.

“Jugar en Venezuela tiene un alto valor sentimental para mí, porque hoy estaban presenciando este juego muchos familiares en el estadio: mis padres, hermanos e hija”, dijo Espinoza luego del último out. “Lanzar acá, no tiene comparación”.

El diestro, de 26 años de edad, quien llegó a perderse hasta cuatro campañas por lesiones y una de cirugía Tommy John, se despidió con grandeza de los terrenos del país por esta temporada, logrando su primera victoria en finales del circuito, luego de haberse ido sin decisión en 3.0 innings actuados contra Tiburones de La Guaira, en la serie de la zafra pasada.

“Tengo ya pasaje comprado para Japón, porque debo cumplir con compromisos (con los Búfalos de Orix). Por el momento, mi trabajo está completo. Hice lo que tenía que hacer, que era dar el máximo para lograr el empate. Voy a estar ligando ese título desde el avión”, aseguró Espinoza, quien llegó a retirar 10 bateadores en fila, luego de admitir dos carreras en el segundo episodio. “Ataqué confiando en mis pitcheos. Mi recta de dos costuras es bastante buena. Todo lo que he dicho que soy, era el momento de demostrarlo en el montículo”.

“Fue tremendo partido. El crédito es para los muchachos que han hecho un gran trabajo estas dos noches. Hoy Espinoza hizo tremendo trabajo en el montículo. Mejor que eso, creo que no se puede”, evaluó el mánager Henry Blanco. “Nunca hemos dudado. Se veía venir también que la ofensiva despertara. Vamos a seguir jugando nuestro beisbol”.

A la ofensiva, el novato Eduardo García, con sus 21 años de edad, se convirtió en el jugador más joven en conectar un jonrón con los crepusculares en finales desde que lo hiciera el inmortal Robert Pérez, con 20 almanaques, en la 1989-1990 contra Leones del Caracas, de acuerdo con Pelota Binaria.

El estacazo de vuelta entera del oriundo de Duaca, con un corredor en circulación en el quinto episodio contra Osmer Morales, dio una ventaja en la pizarra a la visita que nunca más perdió por el resto de la noche.

“Eduardo tiene por delante un futuro muy bonito”, valoró el piloto Blanco. “Esperemos que siga haciendo las pequeñas cosas”.

Durante la práctica de bateo previa al desafío, varios peloteros apuntaron a una barra publicitaria levantada en la mitad superior del graderío del jardín izquierdo del parque neoespartano. Algunos se acercaron, pero ninguno tanto como García una vez iniciado el encuentro, con su histórico vuelacerca que recorrió 370 pies a una velocidad de salida de 107,1 millas por hora.

Al recluta el alto mando de Cardenales no le pedía otra cosa distinta a estabilizar la línea central, consciente de sus aptitudes en el campocorto. Sin embargo, ingresó en el lineup de Lara por el refuerzo lesionado Andrés Chaparro, a partir del tercer encuentro de la Gran Final, y optó por también hacer valer sus credenciales con el madero.

Cardenales y Bravos disputarán el último encuentro del certamen en el Estadio Nueva Esparta este viernes. Por Lara abrirá Jimmy Endersby, y por los insulares, Félix Doubront, el duelo del primer desafío de la Serie Final.

Prensa LVBP