El Gobierno conservador en funciones de la República Checa aprobó el uso terapéutico de la psilocibina, una sustancia que está en hongos alucinógenos, para tratar casos de depresión y trastornos obsesivos en los que no funcionan otros tratamientos, como los antidepresivos.
El uso de la psilocibina sintética se realizará bajo estrictas condiciones en sesiones que pueden durar seis horas y bajo la supervisión de psiquiatras con formación específica.
La reforma del código penal que legaliza este uso terapéutico entrará en vigor el próximo enero.
Esta sustancia «puede minimizar considerablemente la aparición de efectos secundarios asociados a los medicamentos convencionales, como aumento de peso, sedación, disfunción sexual…», señala un informe del Ministerio de Sanidad.
Australia fue, en febrero de 2023, el primer país del mundo en aprobar el uso medicinal de la psilocibina para tratar la depresión. Nueva Zelanda dio ese paso el pasado junio.
En Bélgica se están realizando ensayos clínicos para reforzar terapias convencionales con alcohólicos mediante sesiones alucinógenas con psilocibina.
El uso de sustancias psicodélicas para tratar la depresión y trastornos mentales comenzó a estudiarse en Estados Unidos en la década de 1950, pero la investigación quedó bloqueada por la estricta legislación de ese país en materia de drogas.
Además de combatir la depresión, los expertos estiman que se podría administrar esa sustancia en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo o postraumático, o para cuidados paliativos a enfermos terminales.
A pesar de que el Ministerio de Sanidad checo afirma que en la psilocibina se ha demostrado «baja toxicidad» así como «riesgo mínimo o nulo de adicción y, en general, su alta seguridad», esta sustancia induce un estado alterado de consciencia, caracterizado por cambios en la percepción, el pensamiento y las emociones que necesita vigilancia durante su aplicación.
«En personas especialmente sensibles la sustancia puede desencadenar estados de ansiedad aguda, ataques de pánico, pensamientos paranoicos, sensación de desconexión con el propio cuerpo o síntomas psicóticos», se indica en la nueva norma para argumentar las estrictas condiciones de aplicación y control de esta terapia.
Se estima que en la República Checa una de cada tres personas tienen algún tipo de enfermedad mental, y unas 700.000 personas sufren depresión o ansiedad, siendo la depresión el doble de frecuente en mujeres que en hombres.
EFE / Noticias Venevision