Un reciente estudio de la Universidad de Stanford (California) concluye que a partir de los 34 años empieza el envejecimiento de las personas. Pero, ¿qué futuro nos espera?, ¿envejeceremos de forma saludable gracias a los avances científicos?, ¿es posible lograr la eterna juventud?
Estrella Núñez Delicado, catedrática de Bioquímica y vicerrectora de Investigación en la Universidad Católica San Antonio de Murcia, habla del envejecimiento desde el punto de vista de la biología.
El envejecimiento, un proceso biológico inevitable
El envejecimiento, como explica la bioquímica, es un proceso biológico que sufrimos a lo largo de toda nuestra vida, desde el momento en que nacemos. Esto afecta a todas nuestras células, órganos y tejidos. “Es algo palpable, todos nos damos cuenta de que nuestra estructura se va deteriorando a medida que nos hacemos mayores”, constata.
¿Y esto por qué ocurre? Pues bien, no existe una única causa por la cual envejecemos; se trata de un proceso en el que participan muchos elementos. Así lo explica la catedrática:
“Todos nuestros procesos están controlados por dos factores, nuestra genética y nuestra epigenética. La genética es la información que nos viene de serie, heredada de nuestros padres, y la epigenética marca la expresión de esa genética en función la interacción que hagamos con el medio ambiente”.
En cuanto al objetivo de los científicos en lo que a envejecimiento se refiere, Núñez explica que es, sin duda, lograr un envejecimiento saludable, y no la eterna juventud.
“Hay una frase que dice que lo importante no es alargar la vida, sino prolongar la salud. Yo creo que con eso lo decimos todo, tenemos que extender los años de vida saludable, ya que, irremediablemente, la muerte está ahí y es parte de la vida”, apunta la catedrática en Bioquímica.
Lo que sí podemos hacer es vivir la última etapa de la vida de la forma más saludable posible. “Si conseguimos retrasar la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento como el alzhéimer, el párkinson o las patologías cardiovasculares, envejeceremos igual, pero con calidad“, advierte.
Enfermedades, ¿asociadas al envejecimiento o a la genética?
Núñez asegura que las enfermedades asociadas al envejecimiento son la mayoría, si se excluyen las infecciosas; las de causa genética están en torno al 1 %. “Como dice el científico Juan Carlos Izpisúa (con el que colabora la catedrática), el mayor riesgo de padecer una enfermedad es envejecer“.
Con respecto a los descubrimientos de los últimos tiempos, la bioquímica asegura que desde 2015 se han conseguido inmensos avances en este campo que permitirán tratar determinadas enfermedades desde abordajes que hace unos años eran impensables.
En 2016 se consiguió alargar la vida de los ratones haciendo que sus tejidos se rejuvenecieran. En este experimento se vio que, probablemente, se estaban borrando marcas epigenéticas en sus células. Esto, como explica, no se ha trasladado todavía a los humanos, aunque afirma que no le cabe la menor duda de que “tarde o temprano, se podrá hacer”.
También en ese año se vio que la tijera molecular CRISPR, que hasta ese momento se había utilizado para cortar el ADN -quitar genes erróneos y poner otros correctos- servía también para borrar marcas epigenéticas, es decir, usarla como activación de interruptores moleculares que se habían quedado apagados y hacían que algunos genes no se expresaran. Es decir, se demostró que estos sistemas de edición genética, también sirven para edición epigenética.
“Son técnicas que abren la puerta al tratamiento de numerosas enfermedades“, celebra la investigadora.
Inversión en investigación, la gran demanda de los científicos
Así han vivido las personas mayores el confinamiento
¿Cómo han vivido las personas mayores el confinamiento?, ¿Cuáles han sido sus principales preocupaciones?, ¿Cómo serán los próximos meses a la hora de enfrentarse a esta nueva normalidad?
Responde a todo ello el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), José Augusto García Navarro.
Las personas mayores han sentido una gran preocupación por cómo iba evolucionando e impactando la COVID-19 en las personas de su entorno. La SEGG consideran que la respuesta desde el punto de vista de la salud pública ha sido insuficiente.
Aun así, su presidente asegura que los mayores lo han llevado de manera muy responsable, siguiendo a rajatabla las medidas establecidas por las autoridades sanitarias, a pesar de los problemas añadidos que supone el confinamiento domiciliario para las personas de más edad.
“Tienen más rasgos depresivos y de ansiedad, debido a que su tensión psicológica y emocional es mayor. Desde el punto de vista físico, ha supuesto una pérdida de masa muscular y ósea; y también les ha afectado a nivel de comunicación porque no han podido relacionarse con sus seres queridos”, enumera.
Una desescalada progresiva y estricta con las medidas de seguridad
Unos problemas que no terminarán de aliviarse con la desescalada, a la que se enfrentan con cierto temor después de ver la gran letalidad de la infección en las personas mayores, especialmente en aquellas que tienen mayor número de enfermedades crónicas.
Unas medidas de seguridad que, recordemos, consisten en usar mascarilla, lavarse las manos al llegar a casa y mantener la distancia interpersonal de dos metros.
Así será su vuelta a la “normalidad”
Proporcionar información sobre la nueva realidad a la que nos enfrentamos es clave para que ellos no se sientan confusos, así como apoyarles a la hora de expresar cómo se sienten (tristeza por las pérdidas que han podido sufrir, estrés, etc.).
“Nosotros, desde la SEGG, pusimos en marcha desde el primer momento un programa de ayuda, junto con el Consejo General de Colegios de Psicólogos, para dar apoyo a las personas que pudieran tener una mayor situación de estrés o depresión”, informa su presidente.
Además, se debe transmitir a los mayores la sensación de que en la desescalada se están controlando los indicadores que marcarían un incremento de la infección, ya que muchos tienen miedo a ir a un centro hospitalario.
“Es normal que desconfíen, pero tienen que saber que se están extremando las medidas. Si estaban pendientes de una intervención quirúrgica, una visita con el especialista o alguna prueba diagnóstica y tienen que ir al hospital, lo pueden hacer con tranquilidad”, subraya.
Las propuestas de la SEGG con respecto a la crisis sanitaria de la Covid-19
Entre sus sugerencias están la elaboración de un protocolo de rebrote, la creación de un plan único de residencias y una mayor coordinación social y sanitaria potenciando la cartera de servicios domiciliarios para personas mayores.
Plan de rebrote: “Es posible que haya una segunda oleada en otoño y tenemos que ser precavidos para actuar con rapidez. El colapso que hemos tenido con el primer brote no puede repetirse”.
Reserva estratégica de material: “En el primer brote no ha habido suficientes EPIS (batas, guantes, mascarillas) ni test diagnósticos. Debemos ir llenando los almacenes por si esto vuelve a suceder”.
Integración entre los servicios sanitarios y sociales. “Tienen que empezar a trabajar de forma conjunta, especialmente en lo que atañe a las personas vulnerables con enfermedades crónicas, dependencia física y, muchos de ellos, trastornos mentales. La administración social no puede seguir de espaldas a la sanitaria porque luego suceden cosas como las que hemos visto en las residencias de mayores. Es tan importante ayudar a una persona con dependencia a ducharse o vestirse como ponerle un tratamiento para la diabetes o un problema cardíaco”, reclama el presidente de la SEGG.
Envejecimiento desde el punto de vista sociológico
¿Cuál es el papel que juegan las personas mayores en la sociedad?, ¿Ha cambiado con el paso de los años?, ¿Qué factores son los que influyen actualmente en su bienestar?
Lo explica Vicente Rodríguez, doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid e investigador responsable del Grupo de Investigación sobre Envejecimiento del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
“El papel de las personas mayores está cambiando como nuestros modos de vida. Nuestra herencia genética explica aproximadamente un 25 % de lo que somos, las condiciones de vida explican el 75 % restante”, apunta el doctor.
A la hora de explicar por qué la esperanza de vida de los españoles es una de las más altas de Europa, asegura que tienen que ver diversos factores demográficos –como la reducción de la fecundidad o la caída histórica de la mortalidad infantil- y otros sociales relacionados con la mejora de las condiciones sanitarias de la población.
Sin embargo, cuando se habla de personas mayores, más que la esperanza de vida, interesa la esperanza de vida libre de discapacidad. “Esto significa ganar edad, pero en las mejores condiciones posibles de salud. Esto requiere una mayor atención social y más recursos sanitarios y económicos”, advierte.
EFE