Un nuevo estudio internacional sugiere que la dieta podría ser una herramienta poderosa en la lucha contra el dolor de la endometriosis, al revelar el potencial terapéutico de decisiones tan cotidianas como lo que comemos o dejamos de comer, es la premisa que emerge del mayor estudio global que involucró a dos mil 599 personas diagnosticadas con esta enfermedad crónica.
Los hallazgos, publicados por un equipo liderado por investigadores de la Universidad de Edimburgo, trazan un vínculo directo entre determinados cambios en la alimentación y una significativa reducción del dolor asociado a la enfermedad.
Según los datos, eliminar el gluten o los lácteos resultó en una mejora del dolor para el 45 % de las participantes, mientras que recortar el alcohol y la cafeína brindó alivio al 53 % y 43 %, respectivamente.
La endometriosis ocurre cuando tejido similar al del revestimiento uterino crece fuera del útero, lo que provoca inflamación, dolor crónico, disfunción gastrointestinal y urinaria, e incluso infertilidad.
Afecta aproximadamente al 10 % de las mujeres en edad reproductiva, y los tratamientos tradicionales, cirugía o anticonceptivos hormonales no siempre son efectivos o bien tolerados.
El estudio reveló que el 84 % de las participantes había realizado al menos un cambio alimentario, con un 67 % que reportó una mejora en su dolor. Los suplementos también mostraron potencial: la cúrcuma o curcumina fue considerada eficaz por el 48 % de quienes la probaron, seguida del magnesio (32 %), la menta (26 %) y el jengibre (22 %).
Entre los cambios más populares, además de la ya mencionada reducción en gluten, lácteos, alcohol y cafeína, destacan la disminución del consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados, la adopción de dietas específicas como la dieta baja en FODMAP o la mediterránea. Esta última, rica en vegetales de hoja verde, frutas, cereales integrales, pescados y aceite de oliva extra virgen, mostró ser prometedora, con un 29 % de mejora reportada en quienes la adoptaron.
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