Cientos de personas participaron este sábado en París en una protesta en apoyo de los palestinos que había sido prohibida por la justicia y que fue dispersada de forma sistemática con gases lacrimógenos y cañones de agua.
La Prefectura de Policía había dado la orden a los agentes de dispersar toda agrupación de gente que acudiera a esa manifestación en la capital, donde fueron movilizados 4.200 gendarmes y policías con la intención de evitar disturbios.
Los organizadores tenían previsto ir del bulevar de Barbès a la plaza de Bastilla, pero furgones de las fuerzas del orden bloquearon los principales accesos. Pese a ello, hubo gente que acudió al llamamiento y se registraron altercados puntuales entre manifestantes y agentes.