Nueva York, 8 de diciembre de 1980, poco antes de las 23h00. John Lennon y su esposa Yoko Ono vuelven a su casa tras una sesión de grabación, cuando un hombre surge ante el edificio y dispara cinco veces contra el músico.
Gravemente herido, Lennon es llevado urgentemente a un hospital en el asiento trasero de un coche de policía. Pero había perdido demasiada sangre y "no tenía la menor posibilidad de sobrevivir", explicaó un médico.
"El exBeatle John Lennon ha sido asesinado el lunes frente a su domicilio en Nueva York": el primer despacho de aquella noche inicia una amplia cobertura de la AFP sobre el trágico asesinato de un artista cuya popularidad era planetaria.
El asesino, detenido en el lugar del crimen, se llama Mark Chapman, tiene 25 años y dice no haber podido resistir a las "voces" que lo impulsaron a matar a Lennon.
Horas antes de pasar al acto, Chapman se había sumado a otros fans frente al domicilio del cantante, que le garabateó un autógrafo en un ejemplar de Double Fantasy, su nuevo disco.
A los 40 años, el músico británico volvía al primer plano tras varios años de silencio. Pero nadie lo había olvidado, incluso 10 años después del final de los Beatles, como revelan los archivos de la AFP sobre los homenajes que se le rindieron.
"Gran tragedia"
Es una "gran tragedia", afirmó el entonces presidente electo de Estados Unidos, Ronald Reagan, poco después del anuncio de la muerte del músico, mientras que miles de personas se congregaban cerca de Central Park, ante el prestigioso "Dakota Building" donde residía Lennon con Yoko Ono y su hijo Sean.
Pese a esos años de silencio, John Lennon --que escandalizó años antes al comparar la popularidad de los Beatles con la de Jesús-- recibió homenajes multitudinarios.
El 14 de diciembre, entre 100.000 y 200.000 personas desafiaron el frío en Central Park, a dos pasos del escenario del crimen, para rendirle tributo.
En Miami, Los Angeles, Chicago, Seattle o Boston, decenas de miles de admiradores se reunieron "en parques, plazas, simples estacionamientos o en el anfiteatro natural de Red Rocks, en las Rocosas, donde los Beatles habían dado un concierto en 1964".
Centenares de radios estadounidenses divulgaron incesantemente música de los Beatles durante toda una jornada, y observaron los diez minutos de silencio deseados por la viuda del músico.